martes, 17 de junio de 2014

Los buitres, la lucha y la desmemoria



 
 
Por Viviana Taylor

 

 
 
Hace un tiempo atrás, puntualmente en octubre de 2012, me preguntaba en este mismo blog qué son los fondos buitre y cómo operan.

 

Por aquellos días, si bien era un tema que iba volviéndose recurrente en los medios, no atrapaba el interés de la mayoría de las personas. Hoy, gracias al revés del fallo a su favor y contra los intereses argentinos que lograron en la Corte Suprema de EEUU, estamos en otro contexto.

 

Otro contexto, pero que nos seguirá resultando igual de complejo de entender si no tenemos en cuenta que la nueva crisis global de la deuda es maná caído del cielo para los fondos buitres. O carne fresca, bah. Y es que estos fondos –que han venido comprando por precio vil las deudas impagas de los países en desarrollo- en cuanto logran mejorar su estado financiero, los atacan judicialmente, reclamando mucho más que el pago de la misma. Esta es la situación en la que hoy está Argentina, aunque no somos los únicos, ni somos pocos. Por eso la única defensa posible es la acción colectiva: algo semejante a cómo se está operando ya en algunos países frente al CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones).
 

Sólo por tomar ejemplos de América Latina, en el 2007, el gobierno de Evo Morales decidió retirar a su país del CIADI. Por las cláusulas de ultractividad de los TBI (Tratado Bilaterales para la Promoción y Protección de Inversiones Extranjeras) –que los hacen automáticamente prorrogables- el retiro total será efectivo recién en 2017.

Por su parte, en 2009, el gobierno de Rafael Correa anunció el retiro de Ecuador, que por las mismas razones recién podrá hacerse efectivo en 2019.

 

Y el gobierno de Hugo Chávez anunció el retiro de Venezuela en enero de 2012. Como el ingreso se había efectuado en 1993 por un gobierno provisional sin mandato popular, agregó que no se reconocería ningún laudo sobre el tema, por lo que el retiro se efectivizó el 25 de julio de 2012.

 

Veamos algunos ejemplos de países que se enfrentan y se han enfrentado a los fondos buitre:

 

Bélgica, después de haber sufrido en carne propia las garras de estos fondos, abrió el camino para luchar contra ellos a través de una ley - de enero de 2008- cuyo único artículo contiene una disposición para luchar contra ellos: «Las sumas y bienes destinados a la cooperación internacional belga, así como las sumas y bienes destinados a la ayuda pública belga al desarrollo –y las demás que conciernen a la cooperación internacional belga-, son inembargables e intransmisibles»

 

Si bien esta ley sólo concierne a los fondos belgas, es un interesante precedente para ser adoptado por el conjunto de los países en peligro.

 


Otro ejemplo proviene de Francia, que en 2007 presentó un proyecto para rechazar cualquier acción judicial intentada por un fondo buitre ante los tribunales franceses. Dice en su texto: «No se puede pronunciar ninguna condena ni conceder ningún efecto en Francia a un juicio extranjero pronunciado contra un deudor… cuando aparece a la vista de las circunstancia que la adquisición de la deuda procede de una especulación sobre los procedimientos susceptibles de intentarse contra lo cedido y los terceros y no sobre el valor de mercado de la deuda y su evolución».

 

Más esperanzador aún es el hecho de que tanto Estados Unidos como Reino Unido también hayan presentado proyectos en este mismo sentido, ya que los buitres utilizan exclusivamente el derecho anglosajón para fundamentar sus reclamos. Esta predilección obedece a que dicha legislación es muy favorable para los acreedores: la cesión de la deuda es totalmente libre para el acreedor, y está prevista la suspensión de la inmunidad de los bienes del Estado endeudado o avalista. Esta es la razón por la cual –como explicó el canciller Héctor Timerman- en los últimos años pudieron confiscar temporalmente 28 importantes propiedades del Estado.

 

A pesar de lo esperanzador de estos precedentes, cabe aclarar que estos proyectos no avanzan sobre las desventajas y peligros reales, sino que se reducen a limitar el importe de los reclamos y sólo conciernen a un número limitado de países, decidido por el Banco Mundial. Pero podría ser un primer paso… Claro que no debemos desconsiderar el hecho de que quizás gran parte de la motivación por proteger a esos países deudores está en el hecho de que también ellos –como Estados- son tenedores de deuda: posiblemente esta aparente protección no sea más que el reaseguro de que puedan seguir pagando.

 


Por ahora la única salida relativamente segura para los países endeudados parece ser el acogimiento a la doctrina Calvo, confiando los litigios sobre la deuda pública a los tribunales nacionales. Se trata de una doctrina del derecho internacional, establecida en 1863 por el diplomático argentino Carlos Calvo, que prevé que las personas físicas o jurídicas extranjeras deben someterse a la jurisdicción de los tribunales locales para impedir que recurran a las presiones diplomáticas de su Estado o gobierno. Según esta doctrina, todos los bienes, tangibles e intangibles, materiales e inmateriales, están sometidos a la ley del Estado soberano y en caso de diferencias son competentes los tribunales nacionales. El derecho de auditar la deuda pública y repudiarla también es una competencia soberana de los Estados. Algo que todos los países deudores -seamos emergentes, en desarrollo o francamente pobres- deberíamos realizar, ya que muchas de estas deudas podrían ser declaradas nulas por ilegales a la luz de esta doctrina: un proceso de revisión que ya hizo Ecuador en 2007-2008.

 


El repudio, no lo olvidemos, es un acto unilateral reconocido en el derecho internacional. Un acto que podría traer un poco de justicia frente tanta iniquidad.
 
Tampoco olvidemos, porque es justo y necesario no hacerlo, que no estamos en esta situación por obra de la casualidad o por una desgracia heredada. Esta situación -si bien heredada- ha sido construida y generosamente abonada: tiene su raíz en una historia pasada que se viene arrastrando desde la autodenominada Revolución Libertadora, y una más reciente a partir de los endeudamientos crecientes de la última dictadura cívico-militar, en menor medida durante el gobierno de Alfosín, vuelta a incrementar durante el menemismo, y reafirmada y consolidada con el Megacanje y el Blindaje de De la Rúa (de los que no vimos ni un peso porque fueron préstamos tomados para pagar otros préstamos). Megacanje en el que el hoy diputado por el Pro Federico Sturzenegger parece haber olvidado su rol protagónico al criticar por supuesta impericia a la actual gestión de gobierno (suerte que su causa por este motivo prescribió, porque estaba procesado). Mientras tanto, el hilo conductor de un omnipresente Domingo Cavallo -desde la dictadura hasta De la Rúa- parece hoy pasar inadvertido. Tan inadvertido como la participación en esos fondos de otros notables argentinos, como la también diputada por el Pro Laura Alonso, cuya aventura "onegeística" y política está financiada por los mismos.
 

 

 
Tampoco podemos soslayar cuál es el mensaje más probable detrás de este fallo adverso de la Corte Suprema de Justicia de EEUU.

En primer lugar, debemos ser conscientes de que no se trata de un fallo contra Argentina, sino contra todos los países que intentaron, están intentando u osarán intentar la reestructuración de sus deudas. Para  nosotros y para ellos, el mensaje es claro: allí donde vayan, con los bienes con que lo hagan, les exigiremos el pago total de las deudas por ilícitas que sean. En adelante, si se sienta este precedente, no habrá reestructuración posible.

Sin reestructuración posible, el segundo mensaje también es claro: se trata de un claro disciplinamiento contra aquellos países que están tratando de subordinar el sistema financiero al sistema económico, poniéndolo al servicio del sistema productivo. Algo que incomoda y perjudica al mercado financiero global, acostumbrado a generar dinero a partir del movimiento del dinero, que genera -a su vez- más dinero, y lo hace a expensas de las posibilidades de crecimiento y desarrollo de los países que le sirven de tablero sobre el que juegan sus apuestas.

Un tercer mensaje, es para los movimientos regionalistas emergentes que se están consolidando: UNASUR, MERCOSUR, CELAC, BRICS(¿A?), el Grupo de los 77 +China...: "los estamos mirando, y sólo los dejaremos avanzar hasta el punto justo en que comiencen a perjudicarnos". Parece que ese momento hace rato que ha llegado.


Para responder a estos mensajes, también es necesario que avancemos en los alcances de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Porque el pasado no lo es porque pasó, sino que es pasado en tanto no vuelve. Sin memoria, estamos condenados a seguir pagando los costos de los canallas que nos vienen hambreando desde siempre. Y que, ahora que vuelve a haber algo para servir la mesa, se preparan afilando los dientes de sus tenedores y sus cuchillos.

 






Viviana Taylor