lunes, 29 de septiembre de 2014

Fernando Laborda y Santiago Varela: el affair de los textos afanosamente plagiados


La Culpa no siempre es del otro

Viviana Taylor

 

Pocas cosas deben ser tan deliciosas para los lectores de columnas sobre la actualidad social y política como encontrar joyitas de este quilate. Lo sé porque me reconozco ávida lectora en general, y porque nada he hecho por disimular mi afición a los vericuetos y los melindros de los relatos de los medios.

Paso a contarles cómo me encontré con esta última delicia, porque mi deleite está vinculado con el comensalismo: los manjares me saben más deliciosos si tengo con quiénes compartirlos.

Resulta que el día viernes, como todas las mañanas de cada viernes, estaba escuchando Mañana es hoy, el programa de Roberto Caballero en Radio Nacional. Y fue allí que me encontré con Santiago Varela, quien con su usualmente delicada y ácida ironía, se despachaba contra el columnista de La Nación Fernando Laborda.

Paso a contarles de qué venía la cosa. Resulta que don Santiago Varela contaba que el caballero en cuestión (el del diario, no el del apellido) había publicado el 12 de septiembre su puntual columna, haciendo mención a él y su trabajo, sin tono ni concierto.

Sin tono porque, como contó el propio Varela al aire (y quedó registrado en la página de Radio Nacional) se valió de un texto escrito en otro contexto (valga la cacofonía) y dedicado a otro destinatario, para aplicárselo a Cristina, como si de ella se tratara. Por si fuera poco, le adjudicó a Tato Bores su interpretación (a pesar de que le reconoció la autoría) a modo de apelación a su autoridad para –más allá de la muerte, y erigiéndose en su interpretador de inciertas afinidades políticas actuales- golpear al gobierno por donde supuso que más iba a dolerle: a través de la palabra de quien durante décadas trascendió el humor y fue reconocido como uno de los más influyentes comentadores en clave popular de la realidad política y social argentina.

Y sin concierto porque, como también contó el propio Varela, don Laborda no le pidió autorización para valerse de su texto (cosa que hace en una extensión tal que podríamos calificar como de afanoso plagio, si no hubiese citado autor y si no fuese que más bien incurrió en una ¿malintencionada? tergiversación). Y no se lo pidió tal como tampoco se lo había pedido el 29 de junio de 2001, cuando recurrió a este mismo texto para defenestrar a otro presidente, cuyo nombre preferiría no recordar pero que no nos conviene olvidar: Fernando De la Rúa. Claro que aquella primera vez –ay, los errores y omisiones de las primeras veces…- olvidó mencionar que la autoría del original le correspondía a Santiago Varela, aunque ya le había adjudicado falsamente su divulgación a Tato. Parece que don Laborda corrige algunas omisiones, pero no puede dejar de incurrir en la mentira. Igual yo no cargaría las tintas sobre estas falsedades: después de todo, ya configuran un pacto entre autor y lector en el diario en cuestión: bien sabemos que de lo que solemos leer en La Nación probablemente la mitad no sea cierto, y la otra mitad… tampoco. Ni siquiera lo consideraría un diario periodístico, en el sentido de “informativo”, sino más bien una especie de publicación diaria de autoafirmación, para quienes necesitan reconfirmar continuamente que alguien más repite sus mismas obsesiones, a modo de terapia de reforzamiento y justificación para poder seguir siendo quienes son.

 
En síntesis, ¿qué podemos decir sobre la columna publicada por Laborda el pasado 12 de septiembre?
Que don Laborda no pide permiso para afanosamente inspirarse en textos ajenos para expresar lo que pretende, aunque el original no se refiriera a esa cuestión ni a esas personas ni a esa situación. El contexto, por ahora, nos lo debe.
Que don Laborda no es tímido al incurrir en una desviación de la verdad, a fin de aportar una cierta pátina de autoridad y prestigio a lo que pretende afirmar. Se ve que con su propio nombre y la solidez de sus argumentos no alcanza.
Que don Laborda es vago o –por lo menos- se está quedando escaso de ideas: está reciclando no sólo material de otros, sino material viejo. ¿Será que cree que nadie advertiría que ya había apelado a la misma columna, con las mismas palabras e idéntica estrategia, para defenestrar a otro presidente, con el país en otra situación y presidiendo otro modelo?
Que don Laborda es coqueto. Como una reversión de Dorian Gray, su retrato en la columna no envejece a lo largo de los años: mal hecho. En fotografías mucho más actualizadas (por caso, del año pasado, cuando expuso en la CADAL sus visión sobre el  escenario electoral que se avecinaba) se lo ve más robusto pero sin dudas también más favorecido. Sospecho que en su ponencia no citó a Varela ni a Tato: en territorio amigo, quienes van no necesitan disfrazarse de lo que no son. Claro, territorio amigo para ellos: para los intereses de nuestro país nada está más lejos que tener a esta agencia de la CIA en Argentina en semejante consideración.

Y a modo de cuestión derivada: ¿qué le está pasando a La Nación, que ya ni cuida la autoría de lo que publica? Porque el caso de Laborda no es único ni aislado: ahí no más lo tenemos a Nik, plagiador serial con una especial afición por Quino.

Uno es azar.
Dos es recurrencia.
Si encontramos un tercero, tenemos un patrón.
 

Viviana Taylor

viernes, 19 de septiembre de 2014

Crecimiento con inclusión según el FMI. Argentina 1ª en AL y 3ª en el mundo


Quién fue el raro bicho, que te ha dicho, che pebete…
(o: todavía firuleteamos... y vamos por más)
 
 
Por Viviana Taylor

 

La noticia circuló ayer sobre todo a través de medios electrónicos, y recién hoy está apareciendo en algunos medios masivos: el FMI acaba publicar (el 16 de septiembre, hace apenas tres días) el documento "A Quality Growth Index for Developing Countries", un análisis sobre crecimiento para los países en desarrollo.

El eje es el análisis de un índice denominado Calidad del Crecimiento (QGI, similar al Coeficiente de GINI), que pretende ser una síntesis de los nuevos enfoques de crecimiento, que incluyen la consideración de la igualdad de oportunidades, protección del empleo y disminución de la pobreza, y reivindica las políticas públicas destinadas a aumentar el consumo de los sectores de más bajos ingresos, y pone en valor indicadores de estabilidad económica y desarrollo financiero.

El documento, por su parte, se concentra en la valoración de la evolución de ese crecimiento inclusivo (representado por el QGI) en las naciones emergentes desde los años 90.

Y esto es lo que lo hace especialmente interesante para nosotros, en este momento en que estamos en pleno debate por la sucesión presidencial que se avecina para 2016: demuestra claramente qué es lo que está en juego cuando se debaten modelos de país. E, irónicamente, lo hace desde la usina ideológica económica y financiera que sobrevaloran las posturas más radicalmente opositoras al gobierno de Cristina.

El trabajo demuestra que Argentina escaló nueve puestos entre 2005 y 2011 (ya que el documento no abarca el análisis de la totalidad del quinquenio 2010-2014, que estamos transitando, y quizás sea objeto de un documento similar publicado el año que viene) en comparación con los cinco años anteriores, ubicándose entre los países de mayor crecimiento con inclusión y de mayor rapidez de convergencia. Desde entonces, está en el primer lugar en América Latina, y tercero a nivel mundial, sólo detrás de Bulgaria y China.

Comparativamente con otros países de la región, Brasil está en el puesto 11, Chile en el 15 y México en el 18.

Dos casos interesantes para destacar son los de Perú y Paraguay, ya que tanto los informes del FMI como los del Banco Mundial suelen destacarlos como países pujantes: los encontramos en las ubicaciones 13 y 38 respectivamente. Quizás ese “destaque” cual estrellitas ascendentes de la marquesina del espectáculo regional tenga más que ver con su alineamiento a la política económica y financiera propiciada por estos organismos y a su adhesión regional al eje del Pacífico, liderado por EEUU.

Es un documento muy interesante para nosotros en este momento, decía apenas unos párrafos más arriba, porque nos provee de datos que nos permiten volver a mirar –y recordar- a dónde llevan los modelos de país que se están discutiendo.

El trabajo mide la evolución del crecimiento inclusivo de las naciones emergentes desde los años 90, y podemos cuantificar a partir de este índice el derrotero que vivió Argentina durante los años del neoliberalismo: del 4º lugar que ocupábamos en el quinquenio 1990-1994, pasamos al 9º entre 1995-1999, y desbarrancamos hasta el 12º entre 2000-2004. Los números –sobre todo para los adoradores de los índices provistos por el FMI- son claros: durante la vigencia de la aplicación de las recetas del propio FMI, para la Argentina fueron años barranca abajo.

Considerando que no son pocos los candidatos que proponen esas mismas políticas cuyo resultado ya conocemos y padecimos, prometiendo repuntes de crecimiento económico y mayor estabilidad fiscal y financiera, conviene apelar a las definiciones que el propio FMI sostiene en este documento: “La historia reciente ha demostrado que el alto crecimiento por sí solo no conduce necesariamente a buenos resultados sociales. Importa si el crecimiento es inclusive o no. Por lo tanto, la inclusión es un elemento esencial ingrediente (sic) de cualquier estrategia de crecimiento exitosa”. Y agrega que en estos años, si bien muchos países en desarrollo experimentaron un fuerte crecimiento, “relativamente pocos experimentaron reducciones importantes en la pobreza, la desigualdad y el desempleo”. ¿Estaría equivocada si arriesgara que se refieren a los que siguieron sus recomendaciones? No lo creo. De hecho, la afirmación anterior se parece mucho a una extraña combinación de mea culpa exculpatorio, si es que tal cosa es posible (“cosas vederes, Sancho, que harán hablar a las piedras”, recitaba el quijote).

Ahondando un poco más en este concepto del QGI, podemos señalar que (a diferencia del IDH-Índice de Desarrollo Humano- desarrollado por las Naciones Unidas) no se concentra en el nivel de ingresos, sino en la naturaleza del crecimiento: cómo se llega a un determinado nivel de ingresos. Si el crecimiento es fuerte, estable, sostenible (según los fundamentos macroeconómicos) aumenta la productividad de los factores de producción de una economía particular (tierra, capital, trabajo, tecnología). Este índice, además, muestra la relación de complementariedad entre el crecimiento y los indicadores sociales como educación y salud.

Entre las conclusiones de este trabajo, se indica que la calidad del crecimiento ha ido mejorando en la mayoría de los países en las últimas dos décadas. Pero que, sin embargo, la tasa de convergencia de ese crecimiento hacia la calidad del mismo es relativamente lenta: no todos están creciendo con inclusión.

También señala que hay variaciones considerables entre países y regiones que no pueden ser consideradas sólo a través de los niveles ingresos. Dicho en criollo: no todo lo que brilla es oro.

 
Y hasta tal punto no todo lo que brilla es oro, que si vemos cómo se repartieron oropeles en el documento Perspectivas económicas - Las Américas - Desafíos crecientes también del Fondo Monetario Internacional, correspondiente a abril de 2013, otras eran las cuestiones que ellos mismos decían apenas unos meses atrás.

Por ejemplo,  en la página 16 se afirma que “Argentina y Venezuela, a su vez, enfrentan importantes desequilibrios fiscales y externos, que llevaron a la aplicación de diversos controles comerciales, de precios y cambiarios que afectan el crecimiento”, en coherencia con el modo en que habitualmente explican la relación entre estas variables y –consecuentemente- derivan recomendaciones. Para entender el sentido de esta relación entre factores para explicar las variaciones del crecimiento, voy a apelar al modo en que analizan la situación de México.

Apenas unos párrafos antes (en la página 15) habían dejado sentado que “la desaceleración particularmente brusca registrada en México se explica por una disminución del gasto público y de la actividad en el sector de construcción y por una menor demanda proveniente de Estados Unidos”. Sin embargo, en el mismo párrafo en que se señalan desequilibrios en Argentina y Venezuela, para México se pronostica el repunte de su economía “gracias al fortalecimiento de la recuperación económica de los Estados Unidos y la normalización de algunos factores internos”. Es interesante constatar cómo la disminución del gasto público y de la actividad del sector de construcción (que sabemos por experiencia local que están íntimamente relacionados) aparecen como factores explicativos de la desaceleración del crecimiento, pero no como factores promotores de las expectativas de reactivación. Sí, en cambio, se señala como factor casi excluyente de repunte  a la recuperación de los Estados Unidos, fortaleciendo la perspectiva de un efecto “derrame”, que tiende a consolidar su injerencia sobre otras economías a través de la participación en los organismos regionales amparados por el propio FMI.

De paso, no ahorran un señalamiento para Brasil: “la actividad económica se mantendrá en un nivel moderado, ya que la baja confianza empresarial continúa afectando negativamente la inversión privada”. A buen entendedor, pocas palabras: sigue siendo el interlocutor buscado como vocero y líder regional dentro del eje del Atlántico, interpelando por su definición como puente hacia el eje del Pacífico. Justamente uno de los puntos de política exterior que propone Sergio Massa para Argentina como parte de su campaña para llegar a la presidencia: que nos constituyamos en un puente entre ambas regiones, con desconsideración de los intereses en conflicto entre una y otra, y sobre todo con los intereses argentinos. Si te interesa leer más sobre esto: ¿Entre el poskirchnerismo y la política vintage?

Llamativamente, en la frase final del párrafo sobre expectativas de crecimiento que se dedica al Caribe, el documento afirma que “los niveles de deuda y los persistentes problemas de competitividad seguirán limitando la actividad económica”. Sin embargo, nada dice respecto del impacto beneficioso del desendeudamiento de nuestro país para sus perspectivas de crecimiento… ¿Simple omisión, doble vara, o explícito ocultamiento para no afectar sus propios intereses que se ven beneficiados por la persistencia del endeudamiento?

Otro dato interesante, que salta a la vista en el párrafo que encabalga entre las páginas 16 y 17, explica por qué ese efecto derrame que se puede esperar México de Estados Unidos, no lo puede esperar Argentina de sus socios comerciales: respecto de China, se pronostica una perspectiva negativa de crecimiento de China, nuestro principal comprador. Por lo menos, el documento tiene el pudor de aclarar que se trata de “sorpresas negativas”: anticipan lo inesperado, y tan inesperado es lo que anticipan, que hasta están sorprendidos por anticiparlo lo sorprendente. No puedo menos que sospechar que tienen una bola de cristal… Y eso, a pesar del trabalenguas. Pero parece que ellos se entienden… Y nosotros también los entendemos: es la búsqueda de la profecía autocumplida.

Otro ejemplo de condicionamiento a modo de profecía aparece en la página 24, esta vez respecto de Argentina y Venezuela: “suponiendo que las políticas económicas no cambien de dirección, se proyecta que el producto de ambos países se estanque en 2014, aunque las proyecciones están sujetas a un nivel significativo de incertidumbre y riesgos a la baja”. No les da la cara (porque hasta para forzar interpretaciones pseudotécnicas se requiere cierta cara) para augurarnos lo peor, pero sí para decir que nos vamos a quedar en el mismo lugar. Claro, tampoco les da taaaaanto la cara para eso: se amparan que el augurio es incierto y que el riesgo de que suceda tiende a bajar. O sea… ¿Qué es lo que nos están pronosticando, finalmente? No parecería un anticipo con mayor nivel de fiabilidad que la profecía sorpresiva y sorprendente anterior:    qué rico discursete para el análisis de la significatividad política. Tan, pero taaaaan rico, que ha permeado el discurso opositor de muchos políticos y medios. Menos mal que no les aplican la ley de la repregunta, porque en cuanto se empieza a rasguñar la afirmación, no hay dato ni argumento al que apelar para sostenerla. De hecho, apenas unos meses después de dado a conocer este informe, ya publicaron el documento sobre crecimiento con calidad con el que comencé este artículo, que parece indicar todo lo contrario: nos ha ido bien en esta dirección, ¿por qué cambiarla?

Tan bien parece que nos ha ido, que aún en la rancia ortodoxia de este informe del 2013, según sus propios indicadores no estamos tan mal. Es más, reconocen que vamos muy bien: en la página 42, consta que nuestra tasa de desempleo es del 7,1%, la misma que la de Canadá, y por debajo del 7,4% de Estados Unidos.

Y tanto de bien nos ha ido, parecen decir a su pesar, que el recuadro 2.2 de la página 33, comienza afirmando que “El producto de Argentina representa más del 10 por ciento del PBI de América Latina”, y tanta relevancia le otorga al dato que este recuadro está dedicado a analizar la capacidad potencial de Argentina para “derramar” sobre los otros países de la región.

 

Por su parte, el Banco Mundial –el otro de los organismos creados a partir de los acuerdos de Bretton Woods, donde se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo después de la 2ª Guerra Mundial- también tuvo algo que decir al respecto.

En su perfil sobre Argentina destaca -en consonancia con el reciente documento del FMI- que en los últimos años, “la presidenta Cristina Fernández se ha concentrado en promover el desarrollo económico con inclusión social”, e incluso llega más allá en su análisis al extenderlo hasta la actualidad (ya que, como había aclarado antes, el documento sobre la evolución del QGI no abarca el análisis de la totalidad del quinquenio 2010-2014) al afirmar que “el país ha crecido sostenidamente durante la última década y ha invertido fuertemente en salud y educación, áreas en las que se destina el 8% y el 6% del PBI respectivamente”.

Pero no son todas similitudes. Si bien acuerda con esos rasgos positivos señalados por el FMI, toma distancia del informe de 2013, considerando que “la apertura del mercado de China representa un impulso en la consolidación de un perfil exportador”. Parece que el Banco Mundial no se sorprende con la anticipación de sorpresas sorprendentes.


Yo, por mi parte, trataré por no dejarme sorprender por los cantos de sirena de Macri, Massa, y toda la yunta de FAUNEN con la mano invisible del mercado al frente y a la cabeza. El canto viene con distinta música, pero es la misma letra. Así que, si es necesario, más nos valdrá atarnos al mástil del barco. ¿A quién se le puede ocurrir, en su sano juicio, estrellarse contra las rocas y meterse en el ojo de la tormenta, cuando ese camino ya lo tenemos desandado?

En su sano juicio o su honesto proceder, claro.

 

Viviana Taylor

 

 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Federico Tessore: de gurú financiero a reciclador de profecías


Y la bola de cristal siguió rodando

Por Viviana Taylor

  

La primera vez que publiqué sobre Federico Tessore fue el 5 de junio de 2012: Federico Tessore ¿gurú o chanta?
Por entonces, había llamado mi atención este caballero. Pero mucho más el que los medios masivos, tan acostumbrados a echar luces sobre los argumentadores en favor de sus teorías apocalípticas, lo mantuvieran en relativa reserva. Sobre todo, porque sus pseudoinformes tienen un considerable peso específico sobre las estrategias con las que se promueve la construcción de una cierta percepción social sobre la realidad económica.

¿Cómo lo hace? Tessore –quien se presenta a sí mismo como fundador y CEO de Inversor Global, donde se desempeña desde junio de 2002, después de haber sido asesor de inversiones en el Citibank y en Capital Markets Argentina- viene publicando desde 2011 un spot  llamado “El fin de la Argentina”.


 
 
Este mismo spot, con algunas variaciones menores, ha sido republicado en 2012:



Y remixado en 2014. Algo que ya consideraría necesario cualquier campaña que se hubiese considerado como tal… Aunque los esfuerzos –las evidencias documentales están a la vista de quienes quieran seguir sacrificialmente este derrotero- no han sido suficientes: aquí para acceder al video
 


 

Para quienes quieran evitarse el disgusto de la factura mal hecha, del escaso criterio estético, del nulo rigor conceptual y de la desconsideración de la realidad, van algunos comentarios sobre el contenido del engendro. Y una perlita final.


Quizás una de las primeras cosas que llame la atención es la insistencia en que las personas no podemos influir en lo que sucede en la economía del país, a pesar de que sí podemos padecerla. Este argumento es necesario que sea sostenido (falsamente) en su valor de verdad (una verdad al menos, cuestionable, debatible y contextualizable) porque es el presupuesto que le permite afirmar que –consecuentemente- el informe presentado no es político.

Justamente, el informe (en realidad, deberíamos inscribirlo en la categoría de publicación publicitaria) parte de dos afirmaciones que da por ciertas y, por lo tanto, considera incuestionables:

·        No hay nada que podamos hacer más que defendernos de las crisis económicas.

·        Si alguien nos confronta con la idea de que las estrategias propuestas son ellas mismas generadoras de crisis, Tessore ya se adelantó a responder por nosotros. No es posible: y así quedamos exculpados de cualquier reproche que pudiera hacerer una conciencia moral medianamente formada –sea propia o ajena-.

 La interpretación sobre la realidad argentina que Tessore viene haciendo a lo largo de los años, sin considerar cambios de escenarios internos ni externos, no sólo está descontextualizado y resulta ajeno a todo análisis de la realidad concreta de los hechos, sino que –además-  está construido sobre falacias argumentativas: enumera hechos históricos acontecidos en contextos diferentes sin hacer referencia a ellos, y esto sin decir que –además- se trata de hechos que refieren a situaciones que no son comparables unas con otras. Parecería ofrecer muchos datos, la mayoría de los cuales no son ciertos o resultan incomprobables. Agrega cuadros, que son ilegibles y sin las referencias necesarias para poder interpretarlos. Y los pasa con la misma rapidez con la que en los primeros informes presenta algunas fotografías que apelan a la emocionalidad. Unos y otras no buscan ayudarnos a seguir un razonamiento, sino impactar contra nuestra más primitiva emocionalidad.

 En definitiva, juega con los mismos miedos que viene siendo abonados desde los medios corporativos que han encarnado la voz opositora al gobierno y a todo lo que pueda parecer afín a su modelo nacional, popular, regionalista. Y Tessore, a su vez, ha colaborado al ofrecerles el sustento de los falsos argumentos: sus opiniones son regularmente citadas por el diario La Nación, que le ha dedicado al menos tres notas, todas elogiosas.

 La primera es del 24 de enero de 2010, y difundía sus cursos y estrategias de capacitación: “Educación en internet para el interior o de exportación”.

 
En la segunda, del 16 de abril del mismo año, se difundían sus acciones de capacitación para inversores individuales: “¿Cómo aprender a invertir en la Argentina?”

 
Y apenas dos días después, 18 de abril, otra en la que se promueve una estrategia de inversión que recuerda a la de los fondos buitres. Claro que los llaman con un nombre mucho más encantador: Los ángeles que invierten en la web”.

 
Si consideramos el posicionamiento de la línea editorial de La Nación respecto de economía y finanzas, y tenemos en cuenta su grado de influencia sobre ciertos sectores de la población con incidencia sobre ellas, se va a comprender perfectamente por qué es preocupante el esfuerzo realizado por instalar las ideas de Tessore desde este medio. Una vez logrado, pasó a ser una de sus fuentes confiables y uno de sus opinólogos incuestionables a la hora de analizar la situación económica y financiera argentina.

Que La Nación sea el ariete mediático de Tessore no lo hace el único medio desde donde permea sus propuestas.

En el blog Vil Metal una de sus administradoras describe la experiencia de haber asistido a un seminario de dos semanas con Federico Tessore. El posteo corresponde al 10 de agosto de 2010.  Y le dedica dos posteos más: el 22 de septiembre de 2010 y 12 de septiembre de 2010, en plena época de impregnanción de sus ideas. Este blog está administrado por dos periodistas: Cecilia Bouffet trabaja en la Revista Noticias desde 2005 y creó este blog en 2010, asociado a un programa de radio en FM Milenium. Y Virginia Porcella es periodista especializada en economía y profesora de la Universidad Abierta Interamericana. Tiene un programa en Radio UBA todas las mañanas y un programa semanal dedicado a emprendedores en FM Palermo.

Otro blog en el que aparece la colaboración de Tessore es Punto de Vista Económico. Tampoco se trata de un blog de amateurs o principiantes, sino de profesionales y profesores universitarios que han escrito libros y colaboran en revistas de la especialidad.

También podemos citar a Business is fun. Detrás de este blog hay trabajando un grupo bastante nutrido de personas. Fernando Arocena es director de las revistas Punto a Punto y Ocio, accionista y socio fundador de Editorial CEO desde 1997, columnista televisivo en El Show de la Mañana (canal 12), asesor de marketing y comunicación para empresas. José Busaniche es periodista en Punto a Punto, donde también colabora Lucas Croce desde 2001. Mauro Duarte, por su parte, trabaja en una compañía multinacional a la que no nombra, y por supuesto, en la revista Punto a Punto. Jimena Domínguez y Consuelo Cabral no dicen mucho sobre su currículum, aunque esta última termina su presentación en el blog con la frase En fin, hay q meterle onda al tema de cambiar el mundo, es nesario.” (sic)

 
Muchos son –además- otros blogs que le han prestado (alquilado) su espacio a este video, no siempre con la aclaración de que se trata de un anuncio publicitario. Fueron los que –consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente- colaboraron en viralizarlo.

¿Si no me pregunto hasta qué punto mis posteos también colaboran con esta viralización? No creo: tengo un caudal de lectores mucho (muchísimo)  más restringido que otros blogs, mucho (muchísimo) más conocidos. Y, por otra parte, la publicación de estos videos la hago acompañada de su crítica. Mi esperanza es que en algo –mínimo seguramente, pero en algo- colaboren para desacreditarlos.

 
Y si estamos entre quienes más bien presuponen que un blog no tiene suficiente fuerza de impacto como para preocuparnos, su articulación con esos otros medios de alcance más masivo y –sobre todo- con algunos de los docentes que transitan cátedras universitarias, sí debería ponernos en alerta.


Volvamos a contenido de estos videítos: mientras Tessore nos hace un recorrido por su tiendita de horrores, nos promete generosa y altruistamente que va a compartir con nosotros sus estrategias de supervivencia. Y que, si tenemos suerte, hasta quizás ganemos algo de dinero. Quien sabe… hasta puede ser que nos hagamos ricos. Después de todo, desde 2011 viene insistiendo en que quienes han seguido sus consejos han obtenido una ganancia del 122% anual, sin que aluda a ninguna variación (en más o en menos) en los tasas de rendimiento interanuales. Una maravilla de estabilidad matemática, además de una genialidad de las finanzas.

Sus propuestas son básicamente cuatro:

1.     Hay que ocultar el dinero del gobierno, y así evitaremos pagar impuestos.
2.     Hay que comprar activos en el exterior, no invertir en el país. Y son buenas opciones el oro y la plata.
3.     Hay algo que afirma que es “100% retorno”, pero no termina de aclarar de qué se trata. La explicación, que exuda hermetismo, no me hace pensar en otra cosa que inversiones en armamentos, drogas o comercio de influencias. Aunque también podría ser esto que él hace, algo así como ser un Claudio María Domínguez, sólo que en lugar de espiritualidad express ofrece dinero express.
4.     Y por último, insiste con la compra de activos de alta rentabilidad, que por supuesto tampoco nombra, y vuelvo a oler ese tufillo a ilegalidad o simple trampa.

Estas dos últimas propuestas también me hacen pensar en los fondos buitres (ángeles de las finanzas, como él los llama). Aunque, para sacarnos las dudas, tenemos que suscribirnos a su publicación (en fin, la oferta es altruista, pero no tanto).


En definitiva, ¿qué es lo que nos dice Tessore?
Que nada tiene que ver nuestra conducta individual con lo que nos pasa colectivamente como país. Por lo tanto, no podemos influir sobre él, ni bien ni mal. Pero el país sí puede arruinarnos la vida. Y va a hacerlo.

También nos dice que hay formas de evitar la desgracia económica personal que -definitiva y prontamente- les llegará a los demás: evadamos impuestos, fuguemos nuestro dinero del país, especulemos con divisas y activos financieros. No importa si se trata de acciones legales o si estamos cometiendo delitos. Y si alguien piensa que esto sólo puede colaborar con la generación de esa crisis que Tessore viene vaticinando, él ya lo dijo primero: nada podemos hacer para influir sobre la economía. No hay responsabilidades individuales (ni siquiera penales) con consecuencias sociales.

 
Federico Tessore es un personaje peligroso. Y no lo es por la inconsistencia, la inmoralidad y la ilegalidad de sus argumentos, que casi cualquiera pueda reconocer. Lo es porque les está proveyendo esos argumentos a muchas otras personas que crean opinión pública, y a quienes sus pseudoanálisis le dan un soporte de supuesta conceptualidad académica a la que apelar cuando la cita de fuentes y de opiniones de especialistas se impone.


 

Ahora bien, ¿a qué le apuesta Federico Tessore?


En primer lugar, no se trata de otra cosa que de un negocio. El señor ha fundado una compañía que se dedica  a dar cursos y vender consejos. Así de simple. Y si esos consejos son fácilmente comprensibles para la mayoría, mejor, porque entonces más vende (y se gana mucho vendiéndole unos panfletitos por unos módicos pesos anuales a mucha gente).  Lo módico del precio es lo más interesante: no se trata de informes destinados a grandes empresas: cualquier economista o financista desecharía por burdos y primitivos los informes que se sirven de semejantes videos como publicidad. Su target somos las personas comunes, sin suficientes conocimientos pero con suficiente capacidad de paranoia como para creerle sus vaticinios.

Por eso abona a argumentos simplistas y falaces: simplemente porque son vendibles. Y si son vendibles, generan dinero.

Pero además, esos mismos argumentos simplistas y falaces también son difundidos por los medios sobre los que influye (y no porque sus dueños y editorialistas los crean ciertos, sino porque apuntan al mismo target) y a precio de tapa de diario, o gratis a través de internet, radio y televisión.

Así es como se produce una asociación en la que todos ellos ganan: Tessore logra publicidad para la venta de sus panfletos, y los medios colaboran en crear las percepciones sobre las que él fundamenta sus pronósticos y propuestas. ¿Será este su “100% retorno”?

 



 A pesar de la insistencia en que las acciones individuales no pueden impactar en el país, la intención de crear falsas expectativas que perjudiquen a la economía es clara. Pese a las ideas que promueven, saben que la economía está condicionada por el comportamiento de las personas, y que hablar de economía sólo con números es tan pobremente reduccionista como hacerlo sin ellos. En economía también se verifica algo que los especialistas en Psicología han denominado Efecto Pigmalión, y está muy estudiado en otros ámbitos, pero es perfectamente transferible: las expectativas que tienen las personas respecto de la realidad la determinan, dado que es lo que termina conformándola. Vamos a un ejemplo claro y bien actual: si los medios divulgan todo el tiempo la cotización del dólar paralelo, se va  creando la percepción de que ese es su verdadero valor; si simultáneamente opinan que en un cierto tiempo va a aumentar notablemente porque el tipo de cambio está atrasado, muchos pequeños ahorradores van a salir a comprar dólares en negro convencidos de que protegen su dinero. Ergo: el dólar aumenta, creando la ilusión de que se previó lo que iba a suceder, cuando en realidad se lo provocó. Si queremos realizar una experiencia, probemos con inocular la falsa información de que la yerba aumentará un 100% a fin de mes, y veamos qué sucede durante los próximos tres días con su stock.

 

Otro ejemplo: supongamos que se publica en un diario que no hay suficiente dinero en los cajeros automáticos para abastecer la demanda de todo el fin de semana. O más, que está faltando liquidez. Si muchos de los que leen la noticia se asustan y deciden asegurarse dinero en efectivo –que quizás ni siquiera pensaban retirar- terminarán vaciando los cajeros antes de que el dinero sea repuesto el lunes. En donde vivo, San Miguel, esto pasa todos los fines de semana. Porque bastó con que sucediera una vez, para que la conducta quedara fijada. Esto también ha sido estudiado por la Psicología: se llama aprendizaje por refuerzo único, y está asociado a la alta emocionalidad que se sintió en el momento en que un evento ocurrió: en el momento de ir al cajero y encontrarlo vacío. Por supuesto que no es esa la mejor situación para reflexionar acerca de lo que pasó: simplemente le dedicamos unos pensamientos al Banco, a la Presidenta, al Gobernador, y a la madre que nos (les) dio la vida.

Esta es la estrategia que tienen hoy ciertos medios para influir políticamente. Como no pueden determinar las líneas de la política económica, crean expectativas negativas sobre ella para influir sobre el comportamiento de la sociedad.


La Nación cometió un error al publicar –identificándolo con nombre y apellido- que sigue los caminos sugeridos por Tessore. Otros medios fueron más astutos. Sin embargo hablan de ajuste, fuga de capitales, desplome del precio de la soja, devaluación del real y su impacto sobre el peso, descontrol en los subsidios, ajuste de tarifas… Y no sienten ningún pudor cuando los datos duros de la realidad los desmienten. Después de todo, también se encargan afanosamente de ocultarlos: crearon una realidad paralela, y se esfuerzan denodadamente por sumergirnos en ella.

 

Los esfuerzos que vienen realizando para generar expectativas negativas para condicionar la conducta de los actores de la economía están claros. Y a través del clima negativo que propician, buscan influir sobre la política. Esta es la perlita que aparece en la última versión del video: se afirma que el próximo gobierno “va a tener” (sic) que tomar medidas que harán aumentar los precios, suprimir subsidios, devaluar y que todo esto generará desempleo. Ya les están preparando la justificación para las medidas de ajuste que sus candidatos –los neoliberales Massa y Macri y sus laderos secuaces, por supuesto- están dispuestos a tomar. Y la culpa, por supuesto, será de Cristina: en este videíto remixado factura 2014 también se la nombra explícitamente. Nada más parecido al gorilístico argumento de los defensores de la revolución fusiladora: las carencias económicas a las que sometió al pueblo argentino eran consecuencia del dispendio y la corrupción peronista. Y a quien confrontara con esto, paredón.

 

No podría terminar este posteo sin el detalle que hace a la delicia final: Fernando Tessore es en sí mismo un fraude, en coherencia con la inmoralidad y la ilegalidad de sus propuestas. Como cantó un catalán, “uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto”. El spot que presentó y representó como su análisis sobre la realidad económica argentina no es otra cosa que la afanosa adaptación de la carta que otras personas construyeron -con los mismos fines que él decidió adoptar- para asustar a los inversores norteamericanos. Pero esa es otra historia que ya otro se encargará de contar.
 

Viviana Taylor