Por Viviana Taylor
En estos días, entre el
martes 5 y el viernes 8 de marzo, se está desarrollando Expoagro en el Corredor
Productivo Baradero – San Pedro.

¿Qué hacía Marcela
(Noble) Herrera inaugurando Expoagro 2013?
Tanto Clarín como La Nación están
asociados en la organización de la feria anual Expoagro, en la que todos
los años se realizan negocios millonarios vinculados a los productos
transgénicos y los agroquímicos.
Los datos están en la propia página
oficial de la organización, que cuenta que “Expoagro
es una muestra agropecuaria a campo abierto que se realiza una vez por año y
dura cuatro días. Se emplaza siempre en diferentes campos de las zonas
agrícolas con mayor potencial productivo de Argentina; de las mejores tierras
del mundo. Allí se acondiciona el predio para la exposición donde casi un
millar de stands de diferentes empresas expondrán los bienes, insumos y
servicios que se necesitan en el campo para producir granos y carne”.
Es el propio sitio el que cuenta que sus accionistas
son los diarios Clarín y La Nación, no dando cuenta de
ningún otro. Y le dedica un apartado a la indicación de que promociona
semilleros y agroquímicos, “donde las empresas líderes en investigación
biotecnológica y agroquímica exhiben en cada campaña los materiales y
soluciones que sustentan la rentabilidad del productor agropecuario”.
Y es precisamente en el punto de esas palabras donde
podemos ver entrar a jugar a un tercer socio: la empresa Monsanto.
El 1 de marzo de 2006, en su sitio oficial en
Argentina, Monsanto publicó un artículo llamado 50 Años de compromiso con el campo argentino.
En él cuenta que la compañía había decidido
celebrar 50 años en Argentina con una importante presencia en Expochacra y
Feriagro, y con el relanzamiento de la UEDAP (Unidades
Experimentales de Alta Producción).
¿Por
qué era tan importante la presencia en estas ferias y el relanzamiento de la
institución?
En el mismo artículo se da cuenta de que toda la
acción estaba centrada en la promoción de una única idea dominante: una
nueva generación de semillas transgénicas. Nuevas semillas sobre las que se
fundamenta el gran negocio de Monsanto: la venta agroquímicos y de semillas
resistentes a los altos niveles de contaminación que generan y genéticamente
estériles (lo que obliga a la recompra para una nueva siembra).
Pero
había algo más: el relanzamiento de la UEDAP.
Las UEDAP son centros de transferencia tecnológica
al campo. En ellas se realizan los ensayos de investigación y desarrollo cuyo
principal objetivo es generar y transferir información relacionada con el
cultivo del maíz en distintas zonas agroecológicas. Las instituciones que la
conforman son AAPRESID y AACREA, junto con las siguientes
empresas:
AGRINPLEX - Silo Bolsa
BALANZAS HOOK - Balanzas
BANCO GALICIA
BAYER - Agroquímicos
BERTINI - Sembradoras
BASF - Agroquímicos para girasol
CESTARI - Tolvas
CLAAS - Cosechadoras
MERCOBRAS - Equipos meteorológicos
PALOU - Embolsadota
PLA - Fumigadoras
PROFERTIL - Fertilizantes
RIZOBACTER - Agroquímicos
TOYOTA - Pick Up
VALTRA – Tractores
BALANZAS HOOK - Balanzas
BANCO GALICIA
BAYER - Agroquímicos
BERTINI - Sembradoras
BASF - Agroquímicos para girasol
CESTARI - Tolvas
CLAAS - Cosechadoras
MERCOBRAS - Equipos meteorológicos
PALOU - Embolsadota
PLA - Fumigadoras
PROFERTIL - Fertilizantes
RIZOBACTER - Agroquímicos
TOYOTA - Pick Up
VALTRA – Tractores
CLARÍN RURAL – Medios de comunicación
Y con esta última empresa se cierra el círculo de
la asociación entre Clarín, La Nación, y Monsanto. Un círculo cuyos hilos se
anudan en Expoagro a través de la UEDAP.
Por supuesto que a esta asociación entre medios de
comunicación y multinacionales, hay que sumarle la pata del Estado. Claro que
aquí el análisis no es tan simple.
Por un lado, es cierto que el Estado recauda una
importante cantidad de dinero a través de las retenciones que fija a los
productores de granos.
Por otro, también es cierto que no hay controles
rigurosos ni suficiente atención a las denuncias motivadas en las pocas
investigaciones serias sobre los efectos de los agroquímicos sobre la salud y
el ambiente. Y esto en gran parte debido a que los proyectos que se remiten al
Congreso para regular el uso de agroquímicos nunca terminan de llegar al
recinto para su aprobación. Y la razón fundamental es que hay muy fuertes
intereses tanto de las multinacionales como Monsanto, como de los grandes
pooles de siembra –atrincherados en la Sociedad Rural- que ejercen
presiones para nosotros ya bien conocidas cuando ven afectados sus intereses.
Si
hacemos un poco de historia (un poquito, nada más) podemos ejemplificar
claramente cómo actúan en asociación:
El
19 de enero de 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dictó el
Decreto 21/2009, a través del cual se creó la Comisión Nacional de
Investigación, que funciona con sede en el Ministerio de Salud.
Entre sus objetivos, señala:
3º-
Delinear pautas para contribuir al uso racional de químicos y agroquímicos.
9º-Proponer
campañas de concientización y educación sobre el uso, manipulación de químicos
y agroquímicos.
Y
si los consideramos en relación con el 5º- Identificar los problemas
generales en la atención sanitaria de la población afectada, se puede
comprender que la empresa Monsanto
estuviera particularmente preocupada por el destino de sus negocios en el país.
Sobre todo cuando leemos en los considerandos del Decreto que se hace
mención especial al Barrio Ituzaingó, un caso emblemático de
contaminación por las fumigaciones con glifosato en zonas urbanas y
periurbanas. No quedaban dudas de que era una destinataria clara de las
acciones de la Comisión recién creada. Rápidamente acusó el golpe, y de la
manera en que suele hacerlo en cada país y en cada situación en la que se
siente amenazada.
Como
si fuera poco, el 15 de abril de 2009, la Asociación Argentina de Abogados
Ambientalistas inició una acción de amparo ante la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en la que solicitó una serie de medidas de
protección del ambiente y la salud de la población nacional ante las consecuencias
de la utilización del glifosato (el agrotóxico comercializado por Monsanto), invocando el principio
precautorio del derecho ambiental. Si bien los demandados fueron el Estado
Nacional y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, a Monsanto
se lo cita como “tercero interesado”.
Justamente
fue para esta época que los medios periodísticos anunciaron un trabajo de investigación
de Andrés Carrasco al que me referí en un artículo anterior –La guerra de la triple alianza: Monsanto–Clarín–La Nación- sobre malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas
producidas por el glifosato sobre embriones humanos. Además de su cargo de subsecretario
de Investigación Científica y Tecnológica del Ministerio de Defensa,
Carrasco tenía una larga experiencia como investigador del CONICET; pero
nada de esto lo salvó de ser difamado tanto en los diarios Clarín como La
Nación, como también conté en ese mismo artículo. Sin
embargo, diversas instituciones y organizaciones se solidarizaron, denunciando
la campaña de difamación y amenazas.
La
interpretación más curiosa fue la de las cámaras del sector agropecuario,
que adhirieron a las versiones de que todo se trataba de una campaña de
desprestigio, pero se erigieron a sí mismas en las víctimas de la misma,
sosteniendo que el trabajo de Carrasco había sido orquestado por el Poder
Ejecutivo en venganza por el paro de las patronales agropecuarias en 2008,
debido a las retenciones a las exportaciones de soja.
A
partir de entonces se han sumado investigaciones que han dado cuenta de la
presencia de sustancias tóxicas derivadas del uso de glifosato en granos
maduros y verdes de soja, en el suelo para la siembra, y las napas freáticas.
Pero también se han seguido publicando notas en Clarín y La Nación en apoyo de
su uso.
¿Por
qué Clarín y La Nación apoyan el uso de glifosato?
La
respuesta es simple: porque mueve miles de millones de dólares por año. Y el
hecho de que ha ido dejando cientos de pueblos contaminados a su paso parece –frente
a la contundencia de los números verde soja/verde dólar- un costo menor.
15
de junio de 2012:
Mientras
en Paraguay se estaba produciendo la tragedia de Curuguaty, cuyas consecuencias se proyectarían hacia la
destitución del Presidente Lugo, Monsanto –entramada en la red de
asociaciones que derivó en el asunto en cuestión- anunciaba inversiones en Argentina
por más de $1.600 millones. Las amenazas del 2009 demandando a nuestro país el
reconocimiento de la propiedad intelectual de sus tecnologías, evidentemente
habían sido bien entendidas y las cartas se estaban acomodando a su gusto y
antojo.

Para
algunos medios no alineados a Clarín y La Nación –recordémoslo,
asociados a Monsanto- la reunión fue un real retroceso en el marco de la
lucha contra la empresa. Sin embargo, no debería desconsiderarse que son
demasiados los sectores sentados al otro lado de la mesa. Junto con Monsanto,
además de Clarín y La Nación, se alinearon la Sociedad Rural, los gobernadores
de Córdoba y Tucumán –directamente interesados en el acuerdo- y los socios
políticos de la patria sojera en pleno, con Santa Fe a la cabeza. No es poca cosa.
Estos
días vuelven a reunirse en donde más cómodos se sienten. Expoagro los convoca y
espera.

Una
perlita:
Hoy, miércoles 6 de marzo, mirá quién viene a las 15 hs…
Seguramente
a defender los derechos de sus representados. O no.
El Momo Venegas, Roberto Lavagna y Eduardo Amadeo.
Para el final... el jueves siguió la fiesta. Y mirá quiénes se sentaron a comer juntos:
Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, seguramente no necesita presentación, así que comenzaré desde ahí. A su izquierda se sentó José Claudio Escribano, accionista de La Nación quien -hasta hace poco- ofició como subdirector del diario. Se especula con que, además de la evidente protección mediática que le brinda el diario, Escribano será nombrado como asesor de Macri. Si bien esta fotografía fue publicada el viernes por el Diario Clarín, no es nombrado entre los presentes, y estos datos no menores -por supuesto- tampoco aparecen.
Sí, en cambio, en la publicación se nombra a Roberto Lavagna, a quien señala como candidato a senador por el PRO.
También se pueden ver al referente de la UATRE, Gerónimo "Momo" Venegas, al diputado Eduardo Amadeo, a Carlos Melconian (ex economista de Carlos Menem y posible candidato del PRO en la Pcia de Buenos Aires), a Alfredo De Angeli -de la Federación Agraria-, al ministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Guillermo Montenegro, y al intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, de quien contaré algo más en un post aparte.
Por Viviana TaylorMauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, seguramente no necesita presentación, así que comenzaré desde ahí. A su izquierda se sentó José Claudio Escribano, accionista de La Nación quien -hasta hace poco- ofició como subdirector del diario. Se especula con que, además de la evidente protección mediática que le brinda el diario, Escribano será nombrado como asesor de Macri. Si bien esta fotografía fue publicada el viernes por el Diario Clarín, no es nombrado entre los presentes, y estos datos no menores -por supuesto- tampoco aparecen.
Sí, en cambio, en la publicación se nombra a Roberto Lavagna, a quien señala como candidato a senador por el PRO.
También se pueden ver al referente de la UATRE, Gerónimo "Momo" Venegas, al diputado Eduardo Amadeo, a Carlos Melconian (ex economista de Carlos Menem y posible candidato del PRO en la Pcia de Buenos Aires), a Alfredo De Angeli -de la Federación Agraria-, al ministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Guillermo Montenegro, y al intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, de quien contaré algo más en un post aparte.