miércoles, 6 de marzo de 2013

Expoagro 2013: Pero mirá quién vino a la fiesta...

 
Por Viviana Taylor

En estos días, entre el martes 5 y el viernes 8 de marzo, se está desarrollando Expoagro en el Corredor Productivo Baradero – San Pedro.

Para muchos, quizás una presencia entre las personalidades destacadas puede haber llamado la atención. La mujer que se ve sobre el margen izquierdo de la fotografía es Marcela (Noble) Herrera. Sí, una de las herederas de Ernestina Herrera de Noble, directora del diario Clarín, emblema del Grupo.


¿Qué hacía Marcela (Noble) Herrera inaugurando Expoagro 2013?

Tanto Clarín como La Nación están asociados en la organización de la feria anual Expoagro, en la que todos los años se realizan negocios millonarios vinculados a los productos transgénicos y los agroquímicos.

Los datos están en la propia página oficial de la organización, que cuenta que “Expoagro es una muestra agropecuaria a campo abierto que se realiza una vez por año y dura cuatro días. Se emplaza siempre en diferentes campos de las zonas agrícolas con mayor potencial productivo de Argentina; de las mejores tierras del mundo. Allí se acondiciona el predio para la exposición donde casi un millar de stands de diferentes empresas expondrán los bienes, insumos y servicios que se necesitan en el campo para producir granos y carne”.


Es el propio sitio el que cuenta que sus accionistas son los diarios Clarín y La Nación, no dando cuenta de ningún otro. Y le dedica un apartado a la indicación de que promociona semilleros y agroquímicos, “donde las empresas líderes en investigación biotecnológica y agroquímica exhiben en cada campaña los materiales y soluciones que sustentan la rentabilidad del productor agropecuario”.

Y es precisamente en el punto de esas palabras donde podemos ver entrar a jugar a un tercer socio: la empresa Monsanto.

 

El 1 de marzo de 2006, en su sitio oficial en Argentina, Monsanto publicó un artículo llamado 50 Años de compromiso con el campo argentino.

En él cuenta que la compañía había decidido celebrar 50 años en Argentina con una importante presencia en Expochacra y Feriagro, y con el relanzamiento de la UEDAP (Unidades Experimentales de Alta Producción).

 

¿Por qué era tan importante la presencia en estas ferias y el relanzamiento de la institución?

En el mismo artículo se da cuenta de que toda la acción estaba centrada en la promoción de una única idea dominante: una nueva generación de semillas transgénicas. Nuevas semillas sobre las que se fundamenta el gran negocio de Monsanto: la venta agroquímicos y de semillas resistentes a los altos niveles de contaminación que generan y genéticamente estériles (lo que obliga a la recompra para una nueva siembra).

Pero había algo más: el relanzamiento de la UEDAP.

Las UEDAP son centros de transferencia tecnológica al campo. En ellas se realizan los ensayos de investigación y desarrollo cuyo principal objetivo es generar y transferir información relacionada con el cultivo del maíz en distintas zonas agroecológicas. Las instituciones que la conforman son AAPRESID y AACREA, junto con las siguientes empresas:


AGRINPLEX - Silo Bolsa
BALANZAS HOOK - Balanzas
BANCO GALICIA
BAYER - Agroquímicos
BERTINI - Sembradoras
BASF - Agroquímicos para girasol
CESTARI - Tolvas
CLAAS - Cosechadoras
MERCOBRAS - Equipos meteorológicos
PALOU - Embolsadota
PLA - Fumigadoras
PROFERTIL - Fertilizantes
RIZOBACTER - Agroquímicos
TOYOTA - Pick Up
VALTRA – Tractores
CLARÍN RURAL – Medios de comunicación

Y con esta última empresa se cierra el círculo de la asociación entre Clarín, La Nación, y Monsanto. Un círculo cuyos hilos se anudan en Expoagro a través de la UEDAP.


Por supuesto que a esta asociación entre medios de comunicación y multinacionales, hay que sumarle la pata del Estado. Claro que aquí el análisis no es tan simple.

Por un lado, es cierto que el Estado recauda una importante cantidad de dinero a través de las retenciones que fija a los productores de granos.

Por otro, también es cierto que no hay controles rigurosos ni suficiente atención a las denuncias motivadas en las pocas investigaciones serias sobre los efectos de los agroquímicos sobre la salud y el ambiente. Y esto en gran parte debido a que los proyectos que se remiten al Congreso para regular el uso de agroquímicos nunca terminan de llegar al recinto para su aprobación. Y la razón fundamental es que hay muy fuertes intereses tanto de las multinacionales como Monsanto, como de los grandes pooles de siembra –atrincherados en la Sociedad Rural- que ejercen presiones para nosotros ya bien conocidas cuando ven afectados sus intereses.


Si hacemos un poco de historia (un poquito, nada más) podemos ejemplificar claramente cómo actúan en asociación:

El 19 de enero de 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dictó el Decreto 21/2009, a través del cual se creó la Comisión Nacional de Investigación, que funciona con sede en el Ministerio de Salud. Entre sus objetivos, señala:
3º- Delinear pautas para contribuir al uso racional de químicos y agroquímicos.
9º-Proponer campañas de concientización y educación sobre el uso, manipulación de químicos y agroquímicos.
Y si los consideramos en relación con el 5º- Identificar los problemas generales en la atención sanitaria de la población afectada, se puede comprender que la empresa Monsanto estuviera particularmente preocupada por el destino de sus negocios en el país. Sobre todo cuando leemos en los considerandos del Decreto que se hace mención especial al Barrio Ituzaingó, un caso emblemático de contaminación por las fumigaciones con glifosato en zonas urbanas y periurbanas. No quedaban dudas de que era una destinataria clara de las acciones de la Comisión recién creada. Rápidamente acusó el golpe, y de la manera en que suele hacerlo en cada país y en cada situación en la que se siente amenazada.
Como si fuera poco, el 15 de abril de 2009, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas inició una acción de amparo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la que solicitó una serie de medidas de protección del ambiente y la salud de la población nacional ante las consecuencias de la utilización del glifosato (el agrotóxico comercializado por Monsanto), invocando el principio precautorio del derecho ambiental. Si bien los demandados fueron el Estado Nacional y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, a Monsanto se lo cita como “tercero interesado”.
Justamente fue para esta época que los medios periodísticos anunciaron un trabajo de investigación de Andrés Carrasco al que me referí en un artículo anterior –La guerra de la triple alianza: Monsanto–Clarín–La Nación- sobre malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas producidas por el glifosato sobre embriones humanos. Además de su cargo de subsecretario de Investigación Científica y Tecnológica del Ministerio de Defensa, Carrasco tenía una larga experiencia como investigador del CONICET; pero nada de esto lo salvó de ser difamado tanto en los diarios Clarín como La Nación, como también conté en ese mismo artículo. Sin embargo, diversas instituciones y organizaciones se solidarizaron, denunciando la campaña de difamación y amenazas.
La interpretación más curiosa fue la de las cámaras del sector agropecuario, que adhirieron a las versiones de que todo se trataba de una campaña de desprestigio, pero se erigieron a sí mismas en las víctimas de la misma, sosteniendo que el trabajo de Carrasco había sido orquestado por el Poder Ejecutivo en venganza por el paro de las patronales agropecuarias en 2008, debido a las retenciones a las exportaciones de soja.

A partir de entonces se han sumado investigaciones que han dado cuenta de la presencia de sustancias tóxicas derivadas del uso de glifosato en granos maduros y verdes de soja, en el suelo para la siembra, y las napas freáticas. Pero también se han seguido publicando notas en Clarín y La Nación en apoyo de su uso.


¿Por qué Clarín y La Nación apoyan el uso de glifosato?

La respuesta es simple: porque mueve miles de millones de dólares por año. Y el hecho de que ha ido dejando cientos de pueblos contaminados a su paso parece –frente a la contundencia de los números verde soja/verde dólar- un costo menor.

15 de junio de 2012:
Mientras en Paraguay se estaba produciendo la tragedia de Curuguaty, cuyas consecuencias se proyectarían hacia la destitución del Presidente Lugo, Monsanto –entramada en la red de asociaciones que derivó en el asunto en cuestión- anunciaba inversiones en Argentina por más de $1.600 millones. Las amenazas del 2009 demandando a nuestro país el reconocimiento de la propiedad intelectual de sus tecnologías, evidentemente habían sido bien entendidas y las cartas se estaban acomodando a su gusto y antojo.

El anuncio se hizo en el contexto de la reunión que se produjo en Nueva York, entre la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los directivos de la empresa, quienes le anunciaron el plan de inversiones, que contempla el desarrollo de una planta de producción de maíz en Córdoba, de Programas de Investigación y Desarrollo de maíz y soja, la construcción de dos nuevas Estaciones Experimentales (una en Córdoba y otra en Tucumán); investigación local en biotecnología y la expansión de laboratorios. Al igual que en las otras ocasiones, las inversiones cubren todos los flancos de la empresa. Y es evidente que se prevé un rol clave de Argentina en sus negocios, ya que estarán aquí las dos plantas más grandes del mundo en producción de semillas –ambas pertenecientes a la firma Monsanto-.

Para algunos medios no alineados a Clarín y La Nación –recordémoslo, asociados a Monsanto- la reunión fue un real retroceso en el marco de la lucha contra la empresa. Sin embargo, no debería desconsiderarse que son demasiados los sectores sentados al otro lado de la mesa. Junto con Monsanto, además de Clarín y La Nación, se alinearon la Sociedad Rural, los gobernadores de Córdoba y Tucumán –directamente interesados en el acuerdo- y los socios políticos de la patria sojera en pleno, con Santa Fe a la cabeza. No es poca cosa.


Estos días vuelven a reunirse en donde más cómodos se sienten. Expoagro los convoca y espera.

 
 

Una perlita:
Hoy, miércoles 6 de marzo, mirá quién viene a las 15 hs…

Seguramente a defender los derechos de sus representados. O no.

 
 
 
 



El Momo Venegas, Roberto Lavagna y Eduardo Amadeo.



Para el final... el jueves siguió la fiesta. Y mirá quiénes se sentaron a comer juntos:
Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, seguramente no necesita presentación, así que comenzaré desde ahí. A su izquierda se sentó José Claudio Escribano, accionista de La Nación quien -hasta hace poco- ofició como subdirector del diario. Se especula con que, además de la evidente protección mediática que le brinda el diario, Escribano será nombrado como asesor de Macri. Si bien esta fotografía fue publicada el viernes por el Diario Clarín, no es nombrado entre los presentes, y estos datos no menores -por supuesto- tampoco aparecen.
Sí, en cambio, en la publicación se nombra a Roberto Lavagna, a quien señala como candidato a senador por el PRO.
También se pueden ver al referente de la UATRE, Gerónimo "Momo" Venegas, al diputado Eduardo Amadeo, a Carlos Melconian (ex economista de Carlos Menem y posible candidato del PRO en la Pcia de Buenos Aires), a Alfredo De Angeli -de la Federación Agraria-, al ministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Guillermo Montenegro, y al intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, de quien contaré algo más en un post aparte.



 
Por Viviana Taylor