jueves, 16 de agosto de 2012

Liberación comercial de la soja “Intacta RR2 Pro” - ¿Qué significa exactamente esta noticia?




Monsanto vuelve a ser noticia. INFOBAE publica hoy que “el secretario de Agricultura, Lorenzo Basso, habría firmado una resolución que dispone la liberación comercial de la soja “Intacta RR2 Pro”, modificada genéticamente por Monsanto para lograr un cultivo más resistente al conocido herbicida glifosato autorizarían la venta de una nueva soja, más resistente al glifosato.”



Para poder contextualizar e interpretar la significatividad de esta noticia, seguramente necesitemos considerar algunas cuestiones.



En primer lugar, cuando hablamos de Monsanto, hablamos de la firma por excelencia en el mercado de los organismos genéticamente modificados.

La entrada de Monsanto a nuestro país con sus productos genéticamente modificados fue propiciada por Felipe Solá, Secretario de Agricultura del Presidente Carlos Saúl Menem, convirtiéndose en el segundo país, después de Estados Unidos, en autorizarla. Además, la entrada fue promovida por los medios de comunicación, con los que ha establecido negocios muy interesantes. Para lograrlo se violaron procedimientos administrativos, se ignoraron los cuestionamientos de las instancias técnicas, y no se realizaron los análisis especificados por distintos organismos, además de que sobran las evidencias de que el expediente –firmado por Solá el 25 de marzo de 1996- fue prácticamente redactado por la propia Monsanto,  como ya he contado en este mismo blog en una entrada anterior: La guerra de la Triple Alianza: Monsanto – Clarín – La Nación.

En esa misma nota también relaté cómo se silenciaron los estudios sobre los peligros que reviste el glifosato, tanto para la vida humana como la de otras especies; y hasta qué punto las prácticas promovidas por la empresa provocan el agotamiento y la desertificación de los suelos, así como la contaminación del agua. El caso paradigmático es el del doctor Andrés Carrasco, uno de los investigadores más importantes de nuestro país, con una experiencia de 30 años en desarrollo embrionario y que presidió el CONICET, quien fue víctima de difamación por denunciar los efectos de los agroquímicos sobre la salud humana.



En segundo lugar, hoy se publica esta noticia: la liberación comercial de la soja Intacta RR2 Pro, y seguramente muchos interesados celebrarán. Antes de explicar en qué consiste, quizás sea oportuno aclarar que no se trata de una tecnología del todo novedosa. Intacta RR2 Pro es otra manera de llamar a la tecnología Bt RR2Y, que ya se venía desarrollando y, puntualmente en nuestro país, es la tecnología subyacente a la variedad de maíz Genuity VT Triple PRO que la empresa presentó el 10 de abril de 2010 y cuya desregulación por el mismo Ingeniero Lorenzo Basso anunció el 20 de octubre de ese mismo año. No voy a sobreabundar aquí en explicaciones respecto de esta tecnología, porque ya lo he hecho en el artículo de este mismo blog que cité unos párrafos más arriba y se puede consultar. Así que simplemente voy a aclarar que se trata de un triple evento tecnológico, que vuelve a la semilla resistente a las plagas que comúnmente la afectan, y al glifosato, a la vez que aumenta el rendimiento.

Si la tecnología no es del todo nueva, ¿cómo es que se la presenta como tal? Sencillo: la marca registrada Roundup –con la que Monsanto comercializa el glifosato, que vende junto con las semillas modificadas para ser resistentes a él- expiró en el año 2000. Para no perder ganancias vinculadas a esas regalías, lo que la empresa hace es ir actualizando los nombres de las marcas comerciales con que vende el glifosato,  y así lo vende bajo otros muchos nombres comerciales, como Aquaneat, Aquamaster, Rodeo, Pro Concentrate, Genesis Extra II, Razor Pro, Buccaneer. RoundupUltramax  es el nuevo nombre del producto que vende vinculado a esta nueva variedad de semilla, a la que se declara resistente.


El diario La Nación ya había adelantado esta información desde el viernes. Y lo hizo con bastante detalle aunque evitando, por supuesto, las controversias sobre el glifosato respecto de las consecuencias de su uso sobre las vidas y la salud humana, de otras especies animales y vegetales, y la contaminación de los suelos y las napas freáticas.  

Mucho más interesante es la lectura del relato que hace Clarín, que titula: Elgobierno aprobó una nueva súper soja transgénica de Monsanto. Sugiero que vayan a la noticia si les interesa confirmar un datito que acá les comento tangencialmente: no sólo aprovecha para hacer loas al producto, sino que en el primer párrafo –como quien no quiere la cosa- posiciona a Felipe Solá casi como el gran promotor del desarrollo del campo. ¿Haciendo campaña, se le llama? De paso, aporta a una información un tanto engañosa, ya que los eventos tecnológicos introducidos –como hemos visto- no son nuevos.



Y, en tercer lugar, algo más sobre la estrategia comercial de Monsanto. A esta práctica de ir cambiándole los nombres comerciales a los mismos productos, con ligeras modificaciones en los componentes no esenciales, de modo de seguir cobrando regalías, se le suma otra. Un problema muy serio con el que  debía luchar la empresa era la tendencia de los productores a conservar parte de las semillas obtenidas en la cosecha para una nueva siembra. Astuta, la empresa introduce variaciones en las semillas, con promesas de mayor rendimiento vinculado a la tolerancia a los “nuevos herbicidas” que ella misma comercializa. Así, junto con otras prácticas comerciales, obligar a los productores a volver a comprarlas en lugar de conservar una parte.




Esta vez, los medios no alineados a Clarín y La Nación decidieron no hacer alardes con esta noticia. Saben que se trata de un franco retroceso en la lucha contra la empresa. Por su parte, esta nueva variedad de soja llega con la explicación de la gente de Monsanto de que, si se la rota con la variedad de maíz que lleva esta misma modificación genética, el aumento de la productividad de la soja siguiente será de un 17% más.

Probablemente, a la luz de las promesas incumplidas y de la publicidad engañosa a las que Monsanto –y sus socios en Expoagro La Nación y Clarín, y en la UEDAP Clarín Rural- nos tienen acostumbrados, no sean más que disparates. Algo que, de hecho, estos medios deben tener claro porque, con algo de pudor, están publicando porcentajes muchos más bajos.

Sin embargo, no sería justo adjudicarle al gobierno toda la responsabilidad por esta aparente claudicación: son demasiados los sectores sentados del otro lado de la mesa: junto con la empresa, Clarín y La Nación están la Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria, y no pocos políticos alineados a esta alianza. Uno de los cuales, Felipe Solá, está comenzando a tomar un claro protagonismo. Y no es casual.