viernes, 9 de octubre de 2015

Un fiscal de Intruso en Gran Hermano


De transexualidad, amenorrea,
y el fiscal sobre el que nadie oyó
 
 
Por Viviana Taylor

 

Me encantan los medios seriamente periodísticos: esos que son capaces de hacer "periodismo de ramos generales", como denominó a sus múltiples capacidades la ilustre Mercedes Ninci.

Me encantan porque se asoman a los intersticios (¿las grietas?) y ven lo que a los demás -pobres mortales arrojados sobre la mediocridad de las superficies- nos pasa inadvertido.

Tal como lo que sucedió esta semana, cuando la bellísima Belén Etchart (una morocha pulposa de piernas eternas que obtuvo un honorabilísimo tercer puesto en ese experimento socio-filosófico-culturo-mediático llamado Gran Hermano, que honra a una de las mejores letras de la literatura británica) se sentó en el programa de análisis de obras y entrevistas de artistas de la cultura popular llamado Intrusos, del canal televisivo América.

Me encanta porque un canal de noticias, tanto e incluso más serio y perspicaz, como TN pudo advertir lo que me había parecido apenas aire soltado al viento: que no es transexual, que la acusación de serlo la impactó como si la hubiesen imputado por un delito, que no menstrúa porque suspendió la toma de las pastillas anticonceptivas que regulan su ciclo menstrual... En fin: todos esos magníficos detalles que desnudaron su alma casi tanto como antes habían desnudado su cuerpo.

Lástima que no presté atención hasta el final, y me perdí advertir la importancia de todo esto. Porque si hubiese estado atenta, y hubiese advertido la trascendencia de la no transexualidad y la amenorrea de la joven, quizás no hubiese distraído vanamente la atención en la intrascendencia de su despedida.

Y es que justo cuando terminaba de contar estos detalles que definen su personalidad de artista, y cuando más entusiasmada estaba por compartir su intimidad pero ya no quedaba nada relevante de ella para contar, se le ocurrió espetar que había estado de fiesta con Nisman. Y tan poco importante era lo que de ahí podría haberse obtenido en una entrevista, tan poco atractivo era el tema para los periodistas que estaban en el piso (y hasta para TN que hizo comentarios sobre ella omitiendo el detalle, aún cuando está en pleno reflotamiento del tema), que la sacaron de pantalla.

Un ágil director de cámaras cambió de imagen, y ya no volvimos a verla: apenas la cara de un visiblemente incómodo Polino diciendo "no vamos a hablar de quienes no están", un corte publicitario precipitado... y el único acierto de análisis que tuve: "cuando vuelvan al piso no va a estar más", le dije a mi hija. Y así fue: a la vuelta del corte, la morocha bella y pulposa de piernas eternas ya no estaba. Y de ella, si la vimos, ya no nos acordamos.

Como dice el prócer de las noticias, ooootro tema.

 

Viviana Taylor