miércoles, 10 de marzo de 2010

El abuelo de La Rioja


Por Mario Ayala




Había una casa donde vivían papá, mamá, y los dos hijos adolescentes. Papá era remisero, mamá cosía para afuera, el mayor repartía pizzas en una motito, y el menor cortaba pasto.

Un día llegó el abuelo Carlos desde la Rioja, a vivir con ellos. Pronto sacó dos tarjetas de crédito, y comenzó a comprar boludeces para todos.

También pidió un crédito personal en la financiera del barrio, llamada MFI. Con todo ese dinero, pronto los hijos dejaron de trabajar, la madre también dejó de trabajar, y el padre salía a trabajar de vez en cuando. Los hijos compraron un Play Station y una PC, la madre compró vestidos e iba todos los días al shopping. Finalmente, papá dejó de trabajar.

¿Para qué trabajar? Con sus préstamos, abuelo se ocupaba de todo. Nadie en la casa parecía darse cuenta de que nadie trabajaba, nadie producía, nadie se daba cuenta de que todo era una ilusión

Pero ... un día hubo que pagar las tarjetas de crédito y el préstamo personal.

Y el abuelo solucionó rápidamente el problema: hipotecó la casa.

Con todo ese dinero, vivieron felices durante algún tiempo, hasta que se acabó.

Entonces, para evitar que se remate la casa, hubo que vender el auto, la máquina de coser, la motito y la cortadora de pasto. Y se pagaron algunas cuotas de los intereses de la deuda.

Pero un día, el dinero se acabó, y el abuelo ya no consiguió más créditos, y le sacaron las tarjetas de crédito.

¿Qué hacer? Sin auto, motito ni cortadora, nadie podía volver a trabajar.

¿Qué hacemos, abuelo?

El abuelo no contestó, se había ido y los dejó a todos en banda. Y encima se llevó los últimos pesitos que quedaban.

Papá, mamá y los hijo tuvieron que salir a trabajar de cartoneros, vender flores y limpiar pisos. Pasan hambre, ganan una miseria y apenas pueden pagar los crecientes intereses de la deuda de la casa y de la deuda con la FMI.

Poco a poco lograron comprar un caballo y un carro para poder cartonear.

Un día el abuelo volvió. Les dijo que todo iba a ser igual que antes, que él los iba a 'cuidar' como antes, que confiaran en él.

¿Y qué hizo la familia? Uno de los hijos, la mamá y el papá querían echarlo a patadas. Pero el otro hijo quiso que se quede.

¿Saben qué dijo?

-Con el abuelo estábamos mejor. Teníamos cosas, comida, una PC y no trabajábamos-

-Pero era todo una ilusión- le dijeron. -Vivíamos gracias a los préstamos, nos endeudamos, perdimos los medios de producción!-.

-¿Ah, si?- respondió. -¿Mi PC es una ilusión? ¿Todos los CD que me compré, era una ilusión? Existen, se pueden tocar. ¡Qué vuelva el abuelo!!!

Amigo lector, en este punto Ud estará de acuerdo conmigo, en que este hijo es un imbécil, sin memoria ni sentido común, ¿no?

Pues bien, sepa que la gran mayoría del pueblo argentino piensa así. Va a votar a Menem, porque con Menem se pudo comprar la casa o el auto, sin darse cuenta (o no querer darse cuenta) de que se vivía en una ilusión, gracias a préstamos que endeudaron al país para ..¿siempre?, que destruyeron las industrias, que dejaron sin trabajo a millones de argentinos.

Esta gran mayoría de los argentinos son egoístas: como durante los gobiernos de Menem no perdieron sus trabajos, entonces quieren que vuelva.

Pero no se dan cuenta de que posiblemente, esta vez sí van a perder sus empleos.