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Acerca de cómo se puede morir tres veces en un día
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Crónica del relato de la triste muerte del maestro
Juan Alberto Badía
Anoche, jueves 28 de junio de 2012, asistimos a una serie de hechos patéticos que mostraron del modo más despiadado cómo, muchas veces, las personas menos sospechadas pueden quedar en el centrode los hechos más grotescos. Y más: cómo, las personas menos sospechadas, pueden también convertirse en el campo de batalla de intereses de los que ni siquiera forman parte.
Va, entonces, el relato de lo que fue sucediendo.
Ayer, a primeras horas de la tarde, se conoció a través de Twitter la preocupante noticia de que el locutor Juan Alberto Badía estaba internado en la terapia intensiva del Hospital Austral. Poco después se supo que la complicación de una neumonía lo había puesto en tal situación de gravedad.
Casi inmediatamente comenzaron a sucederse, por el mismo medio, rumores acerca de que se había producido su muerte. Claro que nadie lo afirmaba directamente: circulaban preguntas del tipo “¿es cierto que habría muerto locutor internado?”, o sugerencias del estilo “queridísimo locutor internado en el Hospital Austral podría haber fallecido”. De hecho, la primera referencia directa la dio el periodista Lalo Zanoni, y casi en cascada le siguieron otros, como Marcela Tauro y Nacho Goano.
Hoy es imposible reconstruir esos mensajes ya que, a la luz de lo que después sucedió, fueron borrados. Sin embargo, permanecen sus consecuencias: están las respuestas que eran enviadas justamente en referencia a esos mensajes-fantasma, cuya existencia puede inferirse a partir de ellas.
La única de estas personas que, sin embargo, no sólo reconoce la eliminación de los mensajes, sino que lo anuncia anticipadamente, fue Nacho Goano. De hecho, fue quien se comportó más dignamente en la asunción de su error: el único que hizo autocrítica, se disculpó y anunció que borraría sus twits como efectivamente hizo. A pesar de esto fue, entre todos los periodistas que comunicaron la falsa noticia, el más–si no el único en lo personal- que tuvo que tolerar ser insultado. Quizás porque los rápidos reflejos silenciosos de los demás ayudaron a que no quedara evidencia de que no había sido el primero, ni siquiera único. Y esto de que no fue el primero me consta personalmente: al menos entre los que yo leo, fue el tercero en escribir la falsa noticia, detrás de Zanoni y Tauro. Y después de él siguieron otros.
Resulta que lo que había sucedido fue que, tanto a través del propio Twitter como por Radio 10, fue que la propia sobrina de Badía, Belén Badía, había desmentido el fallecimiento de su tío. Y esto abrió la puerta a los insultos de los lectores y las críticas despiadadas de quienes, esta vez, estaban felices de haberse perdido la primicia.
Esto podría abrir una primera reflexión acerca de lo que sucedió. Llamativamente, no es la primera vez que se anuncia erróneamente una muerte por twitter: ya ha pasado con varios personajes famosos, a algunos de los cuales los han matado varias veces. Claro que el universo-twitter es muy particular, y parece obedecer a la regla no escrita de que lo que sucede en twitter queda en twitter, así que nadie desde dentro parece quejarse demasiado por lo que sucede, y casi nadie por fuera parecería enterarse de lo que sucede adentro.
Por eso fue tan llamativo que, poco después, los rumores traspasaran la frontera entre este medio y los masivos. Y así fue como sucedió…
A pesar de que –otra vez bajo la forma de insinuaciones, del tipo “ya habría muerto pero la familia estaría demorando la comunicación”- se habían seguido sucediendo, la segunda oleada de afirmaciones llegó desde alrededor de las 22 horas. Y esta vez los twits salieron de Infobae y Clarín, en Radio 10, en televisión se dio la falsa noticia por C5N, C23N, canal 26, Crónica, además de que Duro de Domar le dedicó todo un segmento, y dos importantes agencias la publicaron en sus portales: http://www.dyn.com.ar/ y www.telam.com.ar/
Tanto las disculpas como las borraduras silenciosas llegaron nuevamente cuando la familia, por segunda vez, debió salir a desmentirlos. Esta vez a través del Canal 360, quien también twitteó:
Claro que de todos esos mensajes escritos tampoco quedan más que referencias. Al igual que los anteriores, fueron borrados. Pero allí están los comentarios de quienes los habían leído como testigos de lo que estuvo y ahora falta:
La siguiente conversación es una muestra clara de hasta dónde se estaba generando confusión con tantas afirmaciones y desmentidas: mientras unos aún respondían al dolor, otros criticaban la liviandad con que se estaban comunicando supuestas noticias.
Curiosamente, aunque las críticas de los twitteros en general las debían soportar cuantos habían colaborado con los rumores, los pedidos de sanción de algunos periodistas hacia los medios masivos se concentraron particularmente en C5N, a pesar de que no habían estado solos en la falsa disfusión:
Me llama particularmente laatención la participación de Marcela Tauro en esta conversación porque, en primer lugar, fue una de las que había dado la información durante la primera oleada de rumores afirmativos. Haber borrado el mensaje no borraba en absoluto lo hecho. Pero, además, porque sabía muy bien lo que había sucedido; o al menos, se había hecho eco de una excusa para justificarse por haberlo hecho, que podía caberle a sus colegas.Y con esto sumaba al comentario de Dante Foresi:
Finalmente, cuando llegó la triste noticia del fallecimiento de Juan Alberto Badía, ya nadie se sentía suficientemente confiado como para comunicarla. La primicia la comunicó Jorge Rial, quien –como contó hoy en su programa Intrusos – América TV- la recibió directamente de la familia. Dos horas antes se había dado el gusto de pegarle, y fuerte, a Duro de Domar –producido por Gvirtz, con quien sostiene una larga pelea-. Luego, llegaron los demás.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué se cometió dos veces en el mismo día, el mismo error?
Una de las razones está en el hecho de que, como escribió Foresi, la primicia es uno de los males del periodista. El afán por llevar la noticia primero hace que no se tomen el tiempo suficiente ni estén dispuestos al esfuerzo necesario para confirmar con otras fuentes una vez que les llega. Es el apuro por la inmediatez, alimentada por tener la posibilidad de, a través de las redes sociales, comunicar la información al mismo tiempo en que se está produciendo el hecho. Y esta es una de las razones por las que este bochorno sucedió: se daba por ya hecho algo que estaba sucediendo.
Una de las pruebas de este apuro sin constatación a través de otras fuentes, es que una vez que uno de los periodistas escribía algo, aparecían dos o tres más en cascada, escribiendo las mismas –exactas– palabras. No se tomaban el tiempo ni el esfuerzo, ya no para chequear, sino tampoco para rescribir. Y más aún, deshonestamente, sí se tomaban el tiempo para borrar la marca de quién había escrito el mensaje originalmente, o a través de quién les había llegado, porque salvo que uno estuviera leyéndolos a todos, no era posible darse cuenta de que no era cada uno de ellos el generador del mensaje.
Pero también está el hecho de que, quienes confiaron en una única fuente, porque estaban o tenían reporteros en el Hospital Austral –donde Badía estaba internado- aseguraban que la información había salido desde el mismo hospital. Marcela Tauro lo escribió claramente, y quedó como la excusa fantasma ante lo que borró haber dicho; Foresi, aunque fue prudente y esperó para sumarse a las falsas noticias, se comportó piadosamente con sus colegas, a los que criticó pero comprendió.
Analicemos qué pudo haber sucedido, de haber sido cierto esto. Supongamos que un empleado, o una enfermera, o alguien que dijo ser una u otra cosa, dio esta noticia a los reporteros que estaban allí. ¿Para qué pudo haberlo hecho?
La hipótesis de una persona ávida de cámaras, por cualquier razón que fuera, no es realista. De hecho, no salió nadie en cámaras haciéndose cargo de comunicarle la noticia a la prensa. Y todos preservaron la fuente. De modo que, si bien aducen que llegó desde dentro, no dicen qué tanto, ni qué tan arriba, o qué tan al costado de la escala jerárquica. O incluso, qué tan afuera de la misma.
Supongamos que hubo una llamada desde dentro, o de alguien diciendo que era del Hospital; o incluso que alguien se acercó diciendo serlo. ¿Qué quería, entonces? No podemos saberlo, porque no hay evidencias de que alguien pudiera –a primera vista- beneficiarse con estos hechos. Procedamos, entonces, por el absurdo:¿quiénes resultaron perjudicados?
De eso no quedan dudas. La verdad es que si bien las críticas a los periodistas fueron generalizadas, se concentraron en cantidad y crudeza sobre el canal de cable C5N. De hecho, “C5Nmiente” llegó a ser una de las primeras tendencias de twitter en Argentina. Y si bien como hashtag (tema) se había usado por primera vez en 22 de junio en un mensaje, el segundo llegó recién el 27, y fue a partir de las 10:48 pm del día 28 de junio que se sumaron los mensajes, 12 minutos después de que en el Canal 360 se desmintiera la noticia por cable y sólo 7 después de que lo hiciera por el twitter.
¿Pienso que hubo una operación de prensa? Sí. Pero no creo que la misma haya sido digitada desde los medios, sino que se valieron de ellos y manipularon sus debilidades para generarla.
¿Por qué me parece esto? Porque todo pareció jugarse dentro de los medios afines al gobierno: esto no fue una guerra entre oficialistas y la corpo. De un lado y del otro se cometieron similares errores, de modo que no hubo un cuidado por preservar “a propios” mientras se atacaba “a ajenos”. TN, Clarín y Radio Mitre cometieron los mismos errores en difundir las noticias falsas, que borraron, e incluso Clarín se disculpó por haberlo hecho, con lo que dejó constancia directa del error. Quizás la razón por la que Canal 13 no se sumó al yerro haya sido, providencialmente, la relación personal entre Tinelli y la familia Badía, lo que los proveyó con un paraguas especial para protegerse de esta tormenta. Paraguas que, sin embargo, resultó escaso para el resto de los medios del grupo.
Pero, sobre todo, el ataque no fue desde dentro de los medios porque también las desmentidas llegaban desde el mismo núcleo de los medios que estaban siendo cuestionados. Frente a la primera oleada de rumores, la desmentida llegó desde Radio10, del mismo grupo informativo que C5N –que hasta hace poco habían compartido, además, con Infobae-. Y frente a la segunda oleada, la desmentida llegó desde 360tv, el canal de Claudio Villarroel y Bernarda Llorente, afines al gobierno, al igual que el nuevo propietario del grupo C5N-Radio10.
Y creo que es aquí donde podemos encontrar un vínculo muy significativo que puede mostrarnos no sólo contra quién fue esta operación, sino desde dónde pudo haber venido digitada… en una hipótesis quizás digna de una imaginación excesivamente florida, pero que no deja cabos sueltos.
El nuevo dueño de Radio 10 y el canal de noticias C5N es el empresario kirchnerista Cristóbal López-, quien compró gran parte del holding de medios fundado por Daniel Hadad. No es el primer grupo mediático que compra: en el año 2011 ya había adquido un multimedios de Comodoro Rivadavia, integrado por el Diario Patagónico, FM del Mar y Editorial Polar.
La operación se realizó a través de su Grupo Indalo, la cara visible de su imperio. Se trata de un megagrupo que –según la propia compañía– factura unos 11 mil millones de pesos por año. Sin embargo, jamás incluyó en ese holding a Casino Club SA, que explota el polémico rubro del juego. La explicación oficial es que posee el 30 por ciento de las acciones, con dos socios que ostentan un porcentaje similar.