Acerca del despido de Juan Pablo Romero
Hace unos días estalló el escándalo en Twitter a raíz de la
publicación de un comentario desafortunado del periodista Juan Pablo Romero.
Quizás el enojo de quienes lo leyeron se amplificó por el hecho de que no era
la primera vez que hacía comentarios con sesgo discriminatorio. Lo cierto es
que, si bien en el mar de comentarios que es Twitter este fue apenas una gota,
fue la gota que desbordó el vaso. Y los comentarios descalificatorios, esta
vez, fueron de otros y recayeron sobre él.
Hasta ahí, nada fuera de lo común para la cotidianeidad de
este mundo paralelo en que se ha constituido Twitter. Un mundo donde muchos
postean comentarios sin medir la repercusión que pueden alcanzar, sin someterlos
al necesario filtro de la reflexión y la autocensura a la que estamos
acostumbrados a ajustarnos cuando no nos sentimos al amparo de la privacidad.
En Twitter, los comentarios suelen ser impulsivos, sólo que, en lugar de pasar
directamente al acto, se pasa al posteo.
Antes de seguir, quiero dejar algunas cosas en claro: que
comprenda los mecanismos que pueden haber coadyuvado a que Juan Pablo Romero
publique esos comentarios, no significa que los avale; menos aún en alguien
entrenado profesionalmente para cuidar no sólo el contenido de sus expresiones,
sino sus formas. Por otro lado, por si fuese necesario: los repudio en sus
formas y su contenido; no adhiero ni a los modos en que se expresó ni comparto
los supuestos en los que se basó.
Sin embargo, con esta misma claridad, quiero también dejar
por sentado que, si fue por estos comentarios –que realizó fuera de su ámbito
de trabajo, no comprometiendo en ellos las posturas institucionales ni de TN ni
de FM Zenzitive- que perdió su trabajo, creo igualmente repudiable las
sanciones de las que fue objeto. Si estas empresas se sintieron ofendidas,
podrían haberlo manifestado de esa manera; si creyeron necesario subrayar que
los mismos eran opinión personal de su empleado, también pudieron haberlo hecho
así. Incluso si pensaran que se trató de un acto grave de discriminación,
podrían haberle pedido –como de hecho hizo- que se retracte por el mismo medio
y con las mismas formas en que se realizó la ofensa, y que la misma se
suspendiera borrando los comentarios discriminatorios.
De hecho, FM Zenzitive hizo algo de esto, apartándose de la
responsabilidad sobre las opiniones personales de sus empleados. Y tuvo la
delicadeza de no nombrarlo, quiero suponer que en un intento de protegerlo
frente a quienes no estaban al tanto de lo sucedido. Si la ausencia de Juan
Pablo Romero al programa en que debía estar se debe a su separación del mismo
en razón de esto, creo que la medida fue excesiva. Ni el INADI, seguramente,
habría pedido semejante sanción. Si su separación se debió a otras razones,
creo que para la empresa sería bueno hacer la aclaración pertinente. Como no
soy oyente de esta radio, no puedo hacer ningún tipo de conjetura ni avanzar en
mi análisis más allá de lo dicho.
Otro es el caso del canal de cable Todo Noticias (TN). En
primer lugar, porque en ningún momento posteó ningún comentario en Twitter
sobre los dichos de Romero. Ni a favor, ni en contra. Y, si bien no son suyas
las formas que sí asumieron los mismos, los supuestos de base son compartidos.
Puede trazarse una línea divisoria muy fina entre los comentarios
desafortunados proferidos por Romero y muchos avalados por la empresa. Más aún:
sí suelo mirar TN, por lo que conozco su estilo. Un estilo que, en los últimos
tiempos, ha promovido una escalada violenta no exenta de imprecisiones,
titulares negativos, manipulación de la información, sesgo informativo. Una
escalada que no creo inocente en la generación de un tipo de clima que termina
favoreciendo el que se produzcan formas de expresión como las que estuvieron en
cuestión. Por ello, si fueron estas expresiones la razón por la que perdió su
cargo como productor periodístico, se trató claramente de una sobreactuación. No
hay modo –a menos que sea hipócrita- por el que TN se podría haber sentido
dañado por ellas. Sospecho que, de no haberse producido el escándalo que se
produzco, estos comentarios no le habrían significado siquiera un
apercibimiento.
Pero más aún. Creo que no es posible pedir que se nos
garantice lo que no somos capaces de defender para los demás. No es posible que
se nos garantice la libertad de opinión y expresión si no somos capaces de
defender la libertad de Juan Pablo Romero para opinar lo que opinó y expresarse
como lo hizo. Si de alguna manera nos sentimos ofendidos, o injuriados por sus
dichos, podemos discutirlos, exigir ser desagraviados, denunciarlo y someterlo –incluso-
a los dictámenes de la justicia.
Como ciudadana, sus dichos me ofendieron. Pero reconozco su
derecho a expresarlos. Haberlo dejado sin trabajo fue, al menos, excesivo.
Pocos castigos son más duros que ese.