viernes, 26 de octubre de 2012

Los buitres vienen marchando


Por Viviana Taylor


 

Mucho se ha hablado estos días acerca de los fondos buitres. Mientras algunos -como los medios el Grupo Clarín- insisten en describirlos como fondos de jubilados, otros –como La Nación- han usado en varias ocasiones la expresión inversores ángeles asimilándolos a otra categoría y así, por confusión, han procurado disolver su verdadera significación.


¿De qué estamos hablando, entonces, cuando hablamos de “fondos buitres”? Para poder entender este fenómeno, que es bastante complejo, vamos a ir por partes… a fin de que lo complejo no se nos vuelva complicado.


 

¿Cuál es la lógica según la que operan los bancos?

Son apenas 2 minutos, y vale la pena verlo por su claridad.

 





De pronto se echa luz sobre algunas situaciones que a los legos en la materia se nos vuelven difíciles de comprender: como el hecho de que en algunas ciudades –por ejemplo en Suecia- las monedas y billetes representen apenas el 3% del dinero circulante (el promedio en la Eurozona es del 9%). Puestas así las cosas… parece que estamos en problemas. ¿Qué sucedería si, de pronto, todos quisiésemos nuestro dinero en papel real y concreto, en la mano?

Bien, esa historia ya la conocemos: nos ocurrió. La recesión más prolongada de nuestra historia se inició hacia el final del segundo mandato de Carlos Menem, época de la que provienen los bonos que hoy nos tienen tan preocupados. Su sucesor, Fernando de la Rúa, heredó un déficit fiscal de $7.350 millones, y tomó una serie de medidas de ajuste que intentaron –fallidamente- sanear las finanzas, manteniendo la convertibilidad. Me voy a permitir una pequeña digresión: llamamos convertibilidad a un tipo de cambio estáticamente anclado al dólar estadounidense y que no era otra cosa que un subsidio por parte del Estado para mantener un tipo de cambio a dólar barato, en el que el Estado Argentino, o sea todos nosotros, pagábamos la diferencia entre el valor del dólar real y el que establecía dicha convertibilidad (en épocas de $ 1 X U$S 1 eso sólo valía fronteras hacia dentro; no era el mismo cambio fronteras hacia fuera, cosa que cualquier viajero habitual u ocasional de la época seguramente recuerde). Consecuentemente, el peso de la deuda no disminuía sino que aumentaba: ahogaba al gobierno y aumentaba el déficit fiscal. Se comenzó a pensar en la posibilidad de que el Estado entrara en suspensión de pagos, y de una corrida bancaria. Fue en este contexto que el ministro de economía José Luis Machinea negoció un salvataje de alrededor de U$S 40.000 millones, que seguramente recordarán como Blindaje, que consistió en la postergación de pagos de capital e intereses, como un intento de descomprimir la situación financiera. Así y todo, en marzo de 2001 comenzó la fuga de depósitos de los bancos. Se fue Machinea, López Murphy pasó por el cargo dos tristemente recordadas semanas, y fue –nuevamente- el turno de Domingo Cavallo, el padre de la convertibilidad. A partir de ahí, toda una serie de medidas grandilocuentes que no lograron acertar en sus pretensiones: el Megacanje, las leyes de Déficit Cero y de Intangibilidad de los Depósitos… mientras tanto, en octubre de 2001 el desempleo llegó al 18,3% de la población activa (34,6% si consideramos a los subocupados), en noviembre la caída de la industria llegó al 11,6%, al 18,1% en la construcción y al 27,5% en la industria automotriz; y el riesgo país escaló a los 5000 puntos básicos. En ese contexto, el 3 de diciembre de 2001 fue que se publicó el decreto 1570/2001 estableciendo prohibiciones para las entidades financieras y el público, como un intento de detener la fuga de depósitos y la especulación sobre una posible salida de la convertibilidad.

Es sobre este segundo punto que me quiero detener. Las consecuencias que este decreto provocó en la vida de nosotros, los comunes mortales, las tenemos gravadas a fuego y sangre, así que no es necesario que se las recuerde a nadie. Pero la segunda cuestión -las especulaciones sobre una posible salida de la convertibilidad- fue, justamente, la que alimentó la voracidad de esa subclase de fondos de inversión cuya comprensión hoy nos ocupa, y que hemos dado en llamar fondos buitres.

Cuando luego de idas y venidas, vueltas y revueltas, Eduardo Duhalde asumió la presidencia, aseguró que “…van a ser respetadas las monedas en que fueron pactados originalmente los depósitos (…) el que depositó dólares recibirá dólares… el que depositó pesos recibirá pesos”. Probablemente, los ahorristas que no presentaron amparos ni aceptaron canjear sus ahorros por bonos, a la luz de lo ocurrido durante estos años y sobre todo del reciente rescate, hayan sido los más perjudicados. Pero los fondos de inversión que tienen en su propiedad bonos desde hace décadas, y que no se acogieron a ningún plan de rescate, ¿a qué apostaron?

La mejor explicación, la más sencilla y gráfica, la más elocuente, la encontré en este otro videíto: las metáforas siempre proveen las mejores explicaciones a estos fenómenos tan complejos:






No quedan dudas: no se acogieron a ningún canje, simplemente porque el negocio no está en cobrar las deudas, sino en que se sigan manteniendo.

 

Volviendo a los fondos buitres: así operan ellos

Los fondos buitres son inversores oportunistas, especializados en la compra de activos dañados. Por ejemplo, durante estos últimos dos años, en España han estado sobrevolando las entidades financieras para comprarles inmuebles, ofreciendo el 20 ó 30% de su valor real. Aunque al principio los bancos dijeron estar rechazando estas ofertas lo cierto es que las están aceptando, con lo que se ha provocado un derrumbe de precios. El mismo, exacto proceso que antes se pudo observar en EE.UU. cuando explotó la burbuja inmobiliaria, llenando barrios con carteles de venta de casas que ya nadie puede comprar. Excepto, claro, los inversores oportunistas.

¿Quiénes son? Normalmente son grupos internacionales, en su mayoría estadounidenses y europeos (sí, carroñan en su propio territorio, sobre la carne de sus connacionales) ligados a grandes grupos de inversión (entre ellos Goldman Sachs, Bank of America y Deutsche Bank).

¿Cómo es esto? ¿Los mismos bancos que ofrecen préstamos supuestamente flexibles, luego venden las propiedades embargadas a quienes no pudieron sostenerlos, y lo hacen a fondos de inversión de los que ellos mismos participan? Exactamente, así es. El negocio es redondo: hacen circular y recircular el dinero de los depósitos, como vimos en el primer video; invierten en negocios inmobiliarios a través de fideicomisos; ofrecen préstamos flexibles a pagadores de riesgo (porque la apuesta es a que no puedan pagar); y se venden a sí mismos –con otro nombre y a precio vil- las propiedades embargadas a sus propios deudores. Nada puede salir mal… lo peor, es que sus deudores paguen las deudas.
¿Y los jubilados, de los que hablan algunos medios de comunicación como de los verdaderos perjudicados por el no pago de las supuestas deudas pendientes? Los jubilados, en el caso de existir, son apenas los depositantes originales del único dinero real y en moneda contante y sonante de la ecuación: ellos también fueron estafados, por estos fondos, que durante todo este tiempo sí han estado cobrando intereses sobre cada eslabón de la cadena, esforzándose por que no se achique la deuda de capital, que es la que sostiene el círculo vicioso de ganancia indebida; y que, a pesar de ello, hacen figurar como pérdida sobre el capital aportado en las cuentas de los fondos de pensión las deudas impagas en las que se invirtió el dinero. Y sobre las que ellos hicieron negocios, que siguen circulando.

¿Qué argumentan quienes los defienden? Donde unos denunciamos un intento descarado de imponer condiciones abusivas, de hurgar en la debilidad y la impaciencia de los sistemas financieros, de sostener ilegítimamente deudas de capital para seguir cobrando intereses y sobreintereses usurarios, de apropiarse indebidamente del capital aportado por los ahorristas, los defensores de estas inversiones hablan de libre mercado. Arguyen que dos no firman si uno no quiere. Como si uno y otro estuviesen en las mismas condiciones, en igual situación. Extraña manera de entender la libertad.

 

Si bien hasta hace relativamente poco alcanzaban estos ejemplos casi domésticos para explicar qué hacen los fondos buitres, en los últimos años han ampliado sus horizontes. Encabalgados en la globalización del libre mercado –que no hace distinciones entre un particular o una empresa quebrados, y una nación indigente o empobrecida- están interviniendo los procesos de desendeudamiento que comenzaron en 1996 en procura de liberar de deuda a los países que luchan por emerger económicamente, corrompiendo estos procesos.

Vamos con ejemplos:

Zambia inició un proceso de negociación para reducir la deuda contraída con Rumania en 1979, por la compra de tractores rumanos. En 1999 Rumania había acordado liquidar el préstamo entero –de unos U$S 40 millones- por sólo U$S 3 millones, a cambio de que Zambia usara esos fondos remanentes para invertir en enfermeras, profesores e infraestructura básica, acogiéndose al sistema “canje de deuda por desarrollo”. Cuando ya casi estaba acordado el trato, los inversionistas del fondo buitre británico Donegal International le compraron el préstamo a Rumania por U$S 4 millones, y demandaron a Zambia por más de los U$S 40 millones iniciales. El 15 de febrero de 2007 una corte inglesa dictaminó que Donegal tiene derecho a –incluso- más de lo que buscaba (por lo menos, 15 millones más, considerando los intereses, sanciones y gastos del proceso judicial). Para más precisiones ver: Ashley Seager; Court Lets Vulture Fund Claw Back Zambian Millions; The Guardian, February 16, 2007.

¿Por qué comprar deuda de un país pobre como Zambia? Porque a pesar de su falta de liquidez, tiene acceso a recursos considerables: cobre, cobalto, piedras preciosas, carbón, uranio, mármol… Las obras públicas y los proyectos cívicos de mejoramiento también pueden ser liquidados, y posteriormente revendidos. Esos bienes son lo que están buscando.

República Democrática del Congo: FG Hemisphere, con sede en Delaware (EE.UU.) compró en septiembre de 2004 una deuda de U$S 18 millones con SNEL (empresa pública de electricidad del Congo), que originalmente se había contraído en los ’80, durante la dictadura de Mobutu. En 2007 la justicia estadounidense obligó a Congo a pagar U$S 104 millones, lo que derivó en 2009 en la autorización de la incautación de los beneficios obtenidos por SNEL –durante 15 años- sobre la corriente vendida a Sudáfrica (estimados en U$S 105 millones: nada mal, una ganancia de más de 583%).

Perú: En 1996 Elliot Associates pagó U$S 11 millones por una deuda peruana descontada, y amenazó con arruinar al país si no le pagaban U$S 58 millones. Consiguió lo pedido en los tribunales de Nueva York en 1999: más que suculenta ganancia y en sólo tres años. Y Congo Brazzaville demanda U$S 400 millones por una deuda que compró a U$S 10 millones.

Nicaragua: también en 1999, y también en un tribunal estadounidense, fue obligada a pagar U$S 87 millones por una deuda de U$S 1,14 millones adquirida por el fondo Leucadia: una plusvalía de apenas el 7.500%; casi un vuelto... 

 

 

¿Cómo es que los fondos buitres logran encontrar estos negocios?


Por un lado, tienen equipos de abogados especialmente entrenados para detectar a lo largo y ancho del mundo los activos que pueden ser apropiados. Claro que esto no alcanzaría si no hubiesen logrado consolidar lazos con los líderes más poderosos del mundo, algo que vienen haciendo sobre todo desde la administración Bush, pero que se extiende hasta la actualidad. Justamente, en medio de la orden de evacuación de la Fragata Libertad, embargada en Ghana, se supo que la esposa del candidato a presidente de Estados Unidos, Ann Ronmey, invirtió cerca de un millón de dólares en el mismo fondo especulativo que logró el bloqueo del buque. Esta inversión resulta por demás sospechosa, dado que en la lista de donantes a los fondos de campaña de su marido, Mitt Romney, aparece Paul Singer, con lo que podría tratarse de un segundo aporte encubierto como inversión. Paul Singer es, justamente, el propietario de Elliott Managment, el fondo que logró la captura judicial de la fragata para presionar por el pago de u$s 1.600 millones de bonos que, según el fondo, están en default.

Así, el riesgo que estos fondos podrían tener como inversionistas es eliminado dada la influencia política que pueden ejercer sobre la nación que están demandando: justamente, levantan la mayor parte de su dinero con demandas legales en las cortes de EE.UU., donde el cabildeo y las contribuciones políticas adquieren demasiada influencia; lazos que tampoco son menores en Inglaterra. No en vano el ex canciller Gordon Brown, y luego primer ministro de Inglaterra, calificó de “perversos e inmorales” a los fondos buitre. Oxfam y la Campaña Jubileo –dos organizaciones que velan por los derechos de los países pobres- lo urgieron en su momento para que utilizara su influencia en el comité de toma de decisiones del Fondo Monetario Internacional, para lograr que se adoptaran nuevas regulaciones para evitar que las compañías privadas ignoren las reglas internacionales sobre la deuda y los acreedores sigan persiguiendo a los países pobres.

 


¿Cómo se lucha contra estos fondos?

Si una organización merece ser considerada, es el Servicio Africano de Apoyo Jurídico (en inglés ALSF), iniciado por el consejero jurídico general del Banco Africano de Desarrollo (BAD) Kalidou Gadio, para proporcionar asistencia jurídica a los Estados atacados por fondos buitres. Se logró constituir el 29 de junio de 2009 después de dos largos años de consultas y negociaciones con grandes bufetes de abogados de Londres, París y Nueva York, con un presupuesto inicial de U$S 20 millones.

Su intervención apunta a dos etapas. Inicialmente, financia el servicio jurídico para negociar la reducción de las deudas reclamadas; y en caso de fracaso, financia la ayuda jurídica durante los procesos ante tribunales y órganos de arbitraje. Lo más interesante es que este dispositivo no está destinado exclusivamente a países africanos, sino que es extensivo a todos los Estados miembros del BAD (son 77, de los cuales 53 son africanos) y de los países no miembros que lo soliciten, como los de América Latina, que fueron las primeras víctimas de estos fondos.

 

La preocupación del BAD –que es un banco regional de desarrollo- es que en el actual contexto de crisis sistémica mundial -que está golpeando al continente africano con más violencia que a los demás- sus iniciativas sólo permitan aliviar un poco a los países de las garras de los fondos buitres, reduciendo los importes ilegítimamente añadidos que consiguen en las cortes de los países donde tienen vínculos políticos. Pero van por más: lo que buscan es que se les niegue el título de acreedores, algo que no sería difícil si es que los juzgados intervinientes decidieran sancionar las maniobras de corrupción que han sido comprobadas. Y es que –al menos por ahora- sólo estos juzgados pueden detener la larga serie de victorias judiciales ganadas por los fondos buitres. Si deciden hacer justicia, claro.

 

La nueva crisis de la deuda es maná caído del cielo para los fondos buitres. O carne fresca, bah. Estos fondos seguirán comprando por precio vil las deudas impagas de los países en desarrollo y, en cuanto logren mejorar su estado financiero, los atacarán judicialmente, reclamando mucho más que el pago de la misma. Por eso la única defensa posible es la acción colectiva.

 

Bélgica, después de haber sufrido en carne propia las garras de estos fondos, ha abierto el camino ya en enero de 2008 con una ley que tiene como artículo único una disposición para luchar contra ellos: «Las sumas y bienes destinados a la cooperación internacional belga, así como las sumas y bienes destinados a la ayuda pública belga al desarrollo –y las demás que conciernen a la cooperación internacional belga-, son inembargables e intransmisibles»

 

 

Si bien la ley sólo concierne a los fondos belgas, es un interesante precedente para ser adoptado por el conjunto de los países en peligro.

 

Otro ejemplo proviene de Francia, que ya en 2007 había presentado un proyecto para rechazar cualquier acción judicial intentada por un fondo buitre ante los tribunales franceses. Dice en su texto: «No se puede pronunciar ninguna condena ni conceder ningún efecto en Francia a un juicio extranjero pronunciado contra un deudor… cuando aparece a la vista de las circunstancia que la adquisición de la deuda procede de una especulación sobre los procedimientos susceptibles de intentarse contra lo cedido y los terceros y no sobre el valor de mercado de la deuda y su evolución».

 

Más esperanzador aún es el hecho de que tanto Estados Unidos como Reino Unido también hayan presentado proyectos en este mismo sentido, ya que los buitres utilizan exclusivamente el derecho anglosajón para fundamentar sus reclamos. Esta predilección obedece a que dicha legislación es muy favorable para los acreedores: la cesión de la deuda es totalmente libre para el acreedor, y está prevista la suspensión de la inmunidad de los bienes del Estado endeudado o avalista. Esta es la razón por la cual –como ha contado recientemente el canciller Héctor Timerman- en los últimos años pudieron confiscar temporalmente 28 importantes propiedades del Estado.

 

 

A pesar de lo esperanzador, cabe aclarar que estos proyectos no avanzan sobre las desventajas y peligros reales, sino que se reducen a limitar el importe de los reclamos y sólo conciernen a un número limitado de países, decidido por el Banco Mundial. Pero podría ser un primer paso… Claro que no debemos desconsiderar el hecho de que quizás gran parte de la motivación por proteger a esos países deudores está en el hecho de que también ellos –como estados- son tenedores de deuda: posiblemente sólo estén asegurándose el que sus deudores puedan seguir pagando.

 

Por ahora la única salida para los países endeudados parece ser el acogimiento a la doctrina Calvo, confiando los litigios sobre la deuda pública a los tribunales nacionales. Se trata de una doctrina del derecho internacional, establecida en 1863 por el diplomático argentino Carlos Calvo, que prevé que las personas físicas o jurídicas extranjeras deben someterse a la jurisdicción de los tribunales locales para impedir que recurran a las presiones diplomáticas de su Estado o gobierno. Según esta doctrina, todos los bienes, tangibles e intangibles, materiales e inmateriales, están sometidos a la ley del Estado soberano y en caso de diferencias son competentes los tribunales nacionales. El derecho de auditar la deuda pública y repudiarla también es una competencia soberana de los Estados. Algo que todos los países deudores -seamos emergentes, en desarrollo o francamente pobres- deberíamos realizar, ya que muchas de estas deudas podrían ser declaradas nulas por ilegales: un proceso de revisión que ya hizo Ecuador en 2007-2008.

 

El repudio, no lo olvidemos, es un acto unilateral reconocido en el derecho internacional. Un acto que podría traer un poco de justicia frente tanta iniquidad.

 


Por Viviana Taylor