Sin arrepentimiento, sin reparación
sin posibilidad reconciliación
Viviana
Taylor
Sigo consternada por la
noticia de que el
Episcopado se reúne toda esta semana en Pilar, con la reconciliación entre
familiares de desaparecidos y de militares como uno de sus objetivos. Sospecho
que el que realmente los ha convocado.
Y
estoy consternada porque este llamado a la reconciliación parece ir en contra
de las propias enseñanzas de la Iglesia al respecto. Aunque debo reconocer que
consternación no es sorpresa: después de todo, la cúpula eclesial argentina no
fue ajena a la dictadura devenida del golpe cívico, militar, clerical de 1976, y
tampoco parecería estar haciendo lo propio y mínimo para cumplir con las
demandas de reconciliación que enseña pero que –evidentemente- no asume ni
practica.
Una
fuente que cita el diario La Nación
argumenta que “hace tiempo que los
obispos piden en las asambleas disponer de un tiempo para tener una mirada
sobre el período histórico, en orden a la reconciliación”. Al parecer, este
tiempo de negacionismo creciente
desde el gobierno del PRO-Cambiemos, de recuento y descuento de desaparecidos,
de persecución política de la oposición y de reflotamiento de la Teoría de los Dos Demonios ha servido de
terreno fecundo para que brote la oportunidad.
Muchos
de quienes abogamos por los Derechos Humanos y por la Memoria, la Verdad y la
Justicia teníamos alguna esperanza de que de manos del Papa argentino
Francisco-Jorge Bergoglio finalmente llegara la hora de acceder a los archivos
del Vaticano sobre la última dictadura, y a través de ellos a la posibilidad de
recuperación de los cuerpos de los desaparecidos, y de la identificación de sus
hijos a los que la identidad les fue arrebata. A cambio, nos encontramos con
esta forma aún más siniestra de reedición de la Teoría de los Dos Demonios, en que nuevamente se presume a las
víctimas en igualdad de condiciones que los victimarios, una reedición en la
cual el Episcopado –con total prescindencia del lugar en que por entonces
eligió pararse- se erige a sí mismo en mediador, cuando debería someterse a la
Justicia como corresponsable.
Más
allá de mis percepciones, que en estos tiempos de posverdad podrían tildarse de subjetivísimas a pesar de su
fidelidad a la verdad histórica (o quizás por eso mismo), quiero hacer notar
que este llamamiento es contrario al propio Catecismo de la Iglesia Católica,
algunos de cuyos párrafos paso a extractar:
CATECISMO DE LA
IGLESIA CATÓLICA
SEGUNDA PARTE: LA
CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO
SEGUNDA SECCIÓN: LOS
SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
CAPÍTULO SEGUNDO: LOS
SACRAMENTOS DE CURACIÓN
Artículo 4: EL
SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÓN
La contrición
1451 Entre los actos
del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es "un dolor del
alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a
pecar" (Cc. de Trento: DS 1676)
La confesión de los pecados
1455 La confesión de
los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y
facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se
enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por
ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer
posible un nuevo futuro.
La satisfacción
1459 Muchos pecados
causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por
ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido
calumniado, compensar las heridas). La simple justicia exige esto. (…)
Queda claro en propias
palabras del Catecismo que no puede haber reconciliación si antes no se detesta
el propio pecado cometido, con la decisión de no volver a pecar. Y ese espíritu de enmienda (una expresión cara
a los católicos) implica no sólo el profundo rechazo por el hecho cometido y el
compromiso de no volver a hacerlo, sino la asunción de la responsabilidad y la
reparación del daño.
No parece haber asunción de
responsabilidad cuando, hoy mismo, nos estamos enterando de que la Suprema
Corte de Justicia aplica el “2x1” para delitos de lesa humanidad cometidos por
represores y genocidas de la última dictadura.
No parece haber asunción de
responsabilidad cuando, a diario, se insiste en regatear el número de
desaparecidos como si se tratara de mercancía de descuento para abaratar
costos.
No parece haber asunción de
responsabilidad cuando se habilitó a Campo de Mayo como privilegiado lugar de
encierro para el cumplimiento de las condenas, donde represores y genocidas
están bajo la vigilancia y cuidado de personal con inferior grado (y, por lo
tanto, subalterno) ya que no se les retiró el grado militar a quienes aún no
tienen condena firme ¡y encima los van a beneficiar con el “2x1”!.
No parece haber asunción de
responsabilidad cuando todavía seguimos anoticiándonos de desaparecidos sobre
los que no teníamos registro (como el caso de Enrique Bustamante, padre del
nieto recuperado 122, quien no estaba denunciado como desaparecido) porque –justamente-
no entregaron los archivos para poder saber efectivamente quiénes y cuántos fueron
y dónde están sus cuerpos. Paradójicamente, el cuestionamiento de “los 30 mil” está
llevándonos al reconocimiento social de
cuántos más fueron y aún no podemos constatar en su horrorosa inmensidad.
No parece haber asunción de
responsabilidad cuando no han hecho nada para facilitar la restitución de la
identidad de los hijos, a los que siendo niños también desaparecieron, y sin
dudas saben dónde están porque sabemos a quiénes se los entregaron.
Conocimiento del que la Iglesia participa, habiendo sido la responsable de
buscar “buenas familias católicas” para muchos de ellos, como ha podido ser
demostrado.
No parece haber
arrepentimiento, ni asunción de responsabilidad, y mucho menos espíritu de
enmienda y acciones de reparación.
Si son católicos como profesan,
que todos los corresponsables del Terrorismo de Estado –TODOS, militares,
civiles y religiosos- se arrepientan, se confiesen en honor a la Verdad, y
reparen con sus declaraciones el silencio que nos sigue torturando con las
ausencias de los desaparecidos y sus hijos en honor a la Justicia.
#Memoria
#Verdad
#Justicia
#Son30Mil
#FueGenocidio
Nosotros no olvidamos,
nosotros no nos reconciliamos.
Viviana
Taylor
@taylor_viviana