Por Viviana Taylor
Seguramente deben recordar que
(al desde hace horas imputado por lavado
de activos en medio del escándalo de la filtración de los Panamá Papers)
presidente argentino Mauricio Macri, en plena campaña electoral de medio
término en 2013 se le escapó que
existía un tal círculo rojo. Desde
entonces mucho se habló sobre eso: si era una metáfora o si efectivamente existía;
y en tal caso, quiénes lo conformaban y qué intereses representaba.
Sin embargo su existencia no
era desconocida para todos. En un cable de la Embajada de Estados Unidos con
fecha de enero de 2010, que fue filtrado por Julian Assange (en los ya
citadísimos Wikileaks), la por entonces
diputada del PRO Gabriela Michetti (hoy vicepresidenta de la Argentina) le
informó a la embajadora de Estados Unidos Vilma Socorro Martínez sobre la
existencia de un grupo de políticos, jueces y empresarios opositores al kirchnerismo
que se reunían en secreto con Lorenzetti. Y la invitó a conocerlos. Además,
como para que quedara claro que abogaban por intereses comunes e incluso podían
subordinar los propios a los de la Embajada, le pidió que le sugiriese una
lista de especialistas que pudieran asesorarlos sobre sus temas de interés.
Por su parte, los medios
corporativos (con La Nación y el Grupo
Clarín a la cabeza) no eran ajenos a estas reuniones, y en numerosas ocasiones
manifestaron su confianza respecto de la posición que Lorenzetti asumiría frente
a temas de su propio interés. Y cuando sospecharon que podría no ser así, se
encargaron (sobre todo Clarín) de hacerle saber sin margen de dudas a través de
sus páginas –más o menos amenazadoras, pero nunca solapadamente- cuál era la
decisión que juzgaban aceptable. Y Lorenzetti nunca los defraudó: aun cuando en
algún momento pudo parecer que inclinaba la balanza en favor de la Ley de
Servicios Audiovisuales (la Ley de Medios
que desveló al Grupo) siempre quedó claro para unos y otro que las
consecuencias indeseadas no se harían efectivas. Cuando a fines del 2015,
elecciones mediante, el primer DNU del presidente Macri borró de un plumazo
años de trabajo legislativo y de consultas populares, la Corte Suprema había
hecho su parte obstaculizando la adecuación a la ley que quedaba virtualmente
derogada. Un buen pago a cambio de colaborar en el ocultamiento del escándalo (con
delito de falsedad ideológica incluido) por la ratificación de Lorenzetti como presidente de la Corte a
través de un acta falsa. Un buen pago que fue agradecido con la
contraprestación de empantanar un poco más el avance de la causa por la
apropiación de Papel Prensa, en la que La Nación y Clarín se arriesgan a que su
implicación en los crímenes de lesa humanidad de la dictadura cívico-militar
1976-1983 se traduzca en condenas efectivas.
Aquellas reuniones y estas alianzas
le ponen contexto a las expresiones de Lorenzetti durante el gobierno de Cristina
Kirchner, que justificaban las demandas de los fondos buitre al Juez Griesa; y
a las hechas durante el gobierno de Mauricio Macri apelando a la necesaria
gobernabilidad para apoyar la aprobación en el Congreso del acuerdo entreguista
que terminó reconociéndole a los buitres el derecho a una deuda ilegítima, por
un monto mayor al que demandaban, y rompiendo con la lógica de la
reestructuración de la deuda que ha servido de modelo a los países en nuestra
misma situación de sometimiento financiero.
¿Por qué este alineamiento de
Lorenzetti a estos intereses?
El propio Julian Assange en
una entrevista con el periodista Santiago O’Donell (a quien le confió los cables sobre Argentina, y que puede ser leída en su blog además de haberla publicado en cuatro entregas en Página/12, el 23, 24,
25 y 30 de septiembre de 2012) le contó que “La USAID (United States Agency for
International Development, la oficina de desarrollo del Departamento de Estado
estadounidense para América Latina) forma
parte del esquema de seguridad nacional estadounidense, y eso representa un
importante traspaso de poder. El Departamento de Estado solía ser un espacio de
poder independiente de los Estados Unidos, lo mismo que la CIA. Y ambos han
sido colocados en la misma pirámide de patronazgo, lo cual representa una
consolidación del poder.”
¿Por qué Assange dice esto?
En 2012 el presupuesto del Departamento de Estado y el presupuesto
de la USAID pasaron a ser parte del presupuesto de seguridad nacional. Toda
esta ficción de que la USAID era una agencia asistencial independiente, como se
les decía a los latinoamericanos, ya no se sostenía. Assange contaba en la
entrevista: “Entonces, cuando ves al
Presidente de Ecuador, Rafael Correa, quejarse de que Fundamedios (una ONG
muy crítica al gobierno ecuatoriano) se
financia con fondos de la USAID, yo me quejo también. Ya no hay disimulo.”
La USAID
desembarcó en América Latina a través de la creación de una fundación: CADAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo
de América Latina). La CADAL se instaló en nuestro país el 26 de febrero de
2003, durante los últimos tiempos del gobierno de Duhalde, y con la llegada del
Kirchnerismo encontró su principal razón de ser: sus tareas estuvieron desde el
principio orientadas hacia el descrédito, la tergiversación, la manipulación de
la realidad de los países progresistas del área, y del nuevo posicionamiento
político de Argentina en relación con ellos y por su definición regionalista.
Como
para ir haciéndonos una idea de sus actividades en Argentina, y del entramado
con el gobierno actual, voy a hacer un recuento breve de algunas actividades
significativas:
·
En 2008 la USAID financió un encuentro con el Nobel Mario Vargas Llosa
como animador principal, que contó con varios expertos alineados con las
políticas del Consenso de Washington: el periodista de La Nación Carlos Pagni,
el excandidato presidencial Ricardo López Murphy, y el por entonces Jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y hoy Presidente argentino Mauricio Macri
(quien también presidía la Fundación Pensar, co-organizadora del evento, que
está integrada por diputados y políticos del PRO y es uno de los satélites más
activos de la Fundación Libertad). Acotación al margen: Mario Vargas Llosa
también es titular de empresas offshore en la filtración de Panamá Papers.
·
En septiembre de 2008, la CADAL organizó el Foro Latino Global, un
evento político-empresario en el que disertaron Felipe Solá, Javier González
Fraga (titular del Banco Central durante el menemato y defensor de las
políticas económicas del PRO/Cambiemos) y Santiago del Sel, quien era por
entonces el jefe de Equipos Técnicos de la Coalición Cívica.
·
En septiembre de 2011 entregó los premios a la Transparencia
Legislativa, con motivo de la publicación del documento El acceso a la información pública de los legisladores argentinos.
Es interesante ver cómo una organización que no transparenta el origen de sus
ingresos, pone semejante acento en el detalle con que los legisladores informan
acerca de sus ingresos y bienes. Otro detalle interesante es que, si bien el
premio lo obtuvo la senadora María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica/CABA) y
las menciones especiales los senadores Gerardo Morales (UCR/Jujuy) y Sonia
Escudero (PJ-FPV/Salta), y los diputados Laura Alonso (PRO/CABA) y Héctor
Piemonte (Coalición Cívica/BsAs), al presentar la mención de Laura Alonso lo que
se destacó fue su trabajo en la ONG Poder Ciudadano.
·
La citada organización Poder Ciudadano es filial local de Transparency
International (TI), contratista de la USAID y de la NED. Es, por lo tanto,
parte del mecanismo de desestabilización de la CIA y recibe fondos de otras
identidades identificadas con la inteligencia norteamericana y su seguridad
nacional.
·
· Pero no se terminan allí los
vínculos de Laura Alonso con este entramado. También es la fundadora de la
filial argentina de Vital Voices, la fundación financiada por el fondo buitre
NML Capital de Paul Singer: una de las muestras más elocuentes del entramado
político y social detrás de la cooperación internacional, las ONGs y los
intentos por erosionar a los gobiernos que no son funcionales a las
corporaciones económicas y financieras y a la política imperialista de los
EEUU, y para –una vez en el gobierno- someter el país a esas políticas
imperialistas. Laura Alonso es hoy la secretaria de Ética Pública,
Transparencia y Lucha contra la Corrupción, después de haber sido designada por
un decreto ad hoc que acomodó los requisitos para el cargo a su
perfil, que no eran los requeridos
por la ley. Por esta función debió haber tomado para su responsabilidad la
averiguación de lo denunciado por Panamá Papers respecto del presidente Macri y
otros funcionarios de gobierno. Sin embargo, según sus propias palabras, en este y otros casos lo
que Mauricio le ha dicho le bastó.
·
Entre el 8 y el 12 de abril de 2013, la USAID financió una cumbre de la
derecha internacional organizada por la Fundación
Libertad (con sede en Rosario y parte
de una red internacional de fundaciones que entrama a las derechas locales,
vinculadas con lo que por estos lares llamamos “la patria contratista”), para
debatir sobre los populismos regionales. A la misma concurrieron el Nobel Mario
Vargas Llosa y su hijo Álvaro (de una clara posición reaccionaria ante los
gobiernos populares de la región), José María Aznar (el expresidente español
que impulsó la invasión a Irak); el pinochetista Joaquín Lavín; el presidente de
la emisora venezolana RCTV Marcel Granier, que impulsó y apoyó el golpe contra
Chávez en 2002. Y, aunque se esperaba a la cubana anticastrista Yoani Sánchez,
una de sus niñas mimadas, a último momento desistió de la visita. Como era de
esperarse, abundaron las críticas contra los procesos emancipadores de la
región, y los expositores llegaron a pedir “terminar
con los gobiernos populares en curso” para reemplazarlos por “otros más modernos”. De la derecha,
claro. Pino y Lilita saben de lo que hablo. Pino se abrió. Pero Lilita se
alineó. Y lo que por entonces era matrimonio entre ellos, terminó.
·
Tanto la Fundación Libertad como la Fundación Pensar están financiadas
por el National Endowment for Democracy (NED), quien a su vez está financiada
oficialmente por el Congreso norteamericano, y constituye otro de los hilos de
esta red de organizaciones vinculadas con la CIA y la Seguridad Nacional.
Para más
información sobre USAID - CADAL:
Retomo el uso que hizo Assange
de la palabra patronazgo para
definir esta nueva forma de consolidación del poder, que es el de la industria
militar. O sea, y en definitiva, un poder que es económico.
Esta inquietud me lleva a un
artículo que posteé en este mismo blog hace casi dos años: Las relaciones clientelares en cuestión, en cuyas conclusiones afirmo
que distintos tipos de poder "parecerían
ser, en realidad, manifestaciones diferentes de un único gran tipo de poder: el
poder económico. Y todos ellos tienen poder de patronazgo sobre el poder
político”.
Es interesante que Assange use
esta expresión. Y lo es porque las relaciones de patronazgo encuentran su
contracara definitoria en las relaciones clientelares. Estoy convencida de que
no hay modo de comprender la injerencia de los Estados Unidos sobre otros
Estados si no se la encuadra en el marco interpretativo del clientelismo
político, en este sentido amplio.
Dos anécdotas en las que vuelve
a estar implicado nuestro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ejemplificarán a qué me refiero.
El 27 de enero de 2006, Ricardo
Lorenzetti asistió a la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires. Durante
la reunión, el entonces embajador Anthony Earl Wayne le preguntó si el
presupuesto judicial alcanzaba para que el sistema funcionara bien, a lo que
Lorenzetti respondió que la falta de recursos le impedía adquirir la tecnología
necesaria para mejorar la eficiencia del sistema.
En una nueva reunión casi dos
años después, el 15 de noviembre de 2007, Lorenzetti ya no hablaba de falta de
recursos: el gobierno de Néstor Kirchner había destinado fondos propios para la
inversión en tecnología, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proveía
la asistencia técnica necesaria para aportar asesores para el proyecto. Sin
embargo, según cuenta un cable de la Embajada, Lorenzetti sí tuvo algo que
agradecerles: los especialistas que había aportado la Embajada de Estados
Unidos, y a los que les había permitido el acceso a la red informática del
sistema judicial argentino, comprometiendo la seguridad del sistema frente a
una potencia cuya afición al espionaje ya era harto conocida. Un riesgo que no
estaba justificado dada la asistencia técnica que ya tenía asegurada.
No fue esa la única vez –ni
para la única razón- que Lorenzetti les solicitó recursos. En aquella misma
reunión del 27 de enero de 2006 en la que se había quejado de la falta de
recursos, también le anunció al embajador su interés por ser el anfitrión de
una conferencia judicial panamericana, similar a la que la Corte Suprema de los
Estados Unidos había organizado en 1995, y le solicitó financiamiento de la
USAID. Para solicitar algo así, Lorenzetti debió haber estado seguro de la
relevancia que para la USAID –y para la embajada, que intercedería en su
pedido- podría tener una reunión de ese tipo. Y no fue tímido para presupuestar
financiamiento: pidió que se incluyeran los gastos de traslado y estadía de los
juristas de todos los países de la región.
La Conferencia de las Supremas Cortes de las Américas se realizó, pero
en la página de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no consta que fue
financiada por ese organismo.
Vuelvo al uso que hizo Assange
del concepto patronazgo para definir
la consolidación del poder de Estados Unidos a través de la industria militar.
Vuelvo a mi convicción
respecto de que todas las formas de poder (mediático, de la caja, la supresión de la identidad y la libertad, etc.) parecerían
ser diferentes manifestaciones del poder económico.
Y que todas ellas tienen poder
de patronazgo sobre el poder político.
Es allí donde está el mayor
riesgo para los países de la región: en ceder al sometimiento a una posición
clientelar, al lugar de la debilidad. En el riesgo de abandono de la posición
directriz que cada gobierno debe tener frente a sus políticas, porque tal
abandono conlleva el sometimiento al arbitrio de otros poderes, cuyo interés no
es lo público ni lo colectivo. Menos aún lo soberano. Un riesgo al que ya
cedimos. Y donde hoy estamos: en el lugar de la debilidad, del sometimiento, de
la pérdida de soberanía (política, económica, jurídica, ¿territorial?)
En este contexto, particularmente con la imputación que hoy se hizo
al presidente Mauricio Macri por lavado de dinero en el marco del escándalo de
los Panamá Papers, ¿cuánto riesgo hay, además, de sumarle el de que Macri deba renunciar
a la presidencia generando la crisis institucional en que inevitablemente
caeríamos, y se ponga en juego la sucesión presidencial?
Echada la rodar la sucesión,
¿cuánto podría sostenerse en la presidencia la actual vicepresidenta Gabriela
Michetti, hoy casi convertida en un personaje caricaturesco de sí misma, que
homenajea excombatientes que no lo son y que sostiene un discurso según el cual
el Estado no debe hacerse cargo de los “gastos” de los ciudadanos en medio de
un brutal ajuste sin correlación de compensación salarial pero con la de la
represión de la protesta social? No parece una candidata con el perfil de
autoridad sostenible que las circunstancias requerirían. Que no sería precisamente
el del autoritarismo, la insensibilidad social y la arbitrariedad revanchista.
¿Cuánto podría sostenerse a sí
mismo el Presidente Provisorio del Senado Federico Pinedo, cuando no puede convalidar
la farsa denuncialista del PRO/Cambiemos, y se siente interpelado a aclarar que
las cosas no son como las pintan; ni puede perseverar en la justificación
negacionista frente a los casos de corrupción de los propios, que termina
reconociendo? Su conciencia no parecería ser lo suficientemente confiable para
los grupos de poder en los que se referencia.
¿Cuánto podrían estos grupos
sostener al Presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó, resistido por el
kirchnerismo y con encuentros y desencuentros con el massismo y el peronismo no
kirchnerista? ¿Cómo sostener a quien porta la desprolijidad de cargar con la demasiado pronta denuncia por
incumplimiento de funcionario público por la conformación del Consejo de la
Magistratura y con el prontuario recientemente recordado de haber estado preso
en 1998 por extorsión a una clínica en 1997, cuando era asesor de la
Presidencia del Consejo del Menor y la Familia? ¿Cómo sostenerlo cuando el
ánimo social no sea propicio para aceptar nada que no resulte impecablemente
confiable, al menos para el ojo poco entrenado de la opinión pública
mediáticamente conformada?
¿Cuánto podrían sostenerse
cada uno de ellos, estando Ricardo Lorenzetti en el horizonte, como último
eslabón de la cadena de la sucesión presidencial? El mismo Lorenzetti que ha
logrado mantener una imagen impoluta a pesar de las permanentes denuncias de
corrupción, que presidía (¿preside?) las reuniones del Círculo Rojo y que guarda
una relación de patronazgo tan estrecha con las propias agencias de seguridad
nacional de los Estados Unidos a través de su embajada –la Embajada-, a quien le ha abierto las puertas de los archivos del
Poder Judicial. Sin dudas, el Presidente deseado y deseable. No un candidato:
el Presidente que desde hace años han venido construyendo los medios para cuando fuese necesario.
¿Y nosotros, el Pueblo, qué?
Nuestra mayor fortaleza está
en la posibilidad de echar luz sobre estas formas de poder para contrarrestar
la invisibilidad en la que se procura que permanezcan.
Nuestra mayor fortaleza está
en la explicitación de estas formas de dominación que se intentan promover, con
la esperanza de neutralizarlas y quitarles efectividad. Al menos en parte.
Cuanto podamos.
Así como las relaciones
clientelares tradicionales se desarticulan con la extensión de derechos a todos
los sectores de la población, este tipo de relaciones clientelares no
tradicionales –en las que algunos compatriotas se ponen al servicio de
intereses que no nos son propios- se desorganizan con mayor y mejor acceso a la
información. Un acceso que han puesto en riesgo los mecanismos de censura sobre
las personas y los medios opositores a los que este gobierno se ha mostrado
afecto.
Claro que no es tarea fácil:
la invisibilidad que les ha permitido consolidarse, es la misma que les ha
permitido incidir sobre el modo en que conformamos nuestras matrices de
interpretación. No vemos con nuestros ojos: vemos a través de los anteojos que
nos han colocado, y de los que no tenemos conciencia. Hasta que empiecen a
pesarnos…
Por eso han actuado desde el
poder mediático como el gran articulador de todas estas formas de poder. Y por
eso nuestra mayor fortaleza, en definitiva, está en saber quién es quién y
dónde está parado. Está en decidir y actuar. Está en informarnos para saber. Y
en elegir en consecuencia.
Elegimos el cambio.
Podemos elegir volver.
Las elecciones de medio término son el año que viene, y en dos más las presidenciales. Tempus fugit.
Las elecciones de medio término son el año que viene, y en dos más las presidenciales. Tempus fugit.
Por Viviana Taylor