sábado, 22 de septiembre de 2012

De canillitas, diarios, revistas... y el sistema de distribución en cuestión


Por Viviana Taylor
Ayer me llegó a través de Twitter este mensaje, escrito por la gente de la revista Barcelona. El tema no me resultó totalmente ajeno, porque algo se ha estado comentando en los últimos días, aunque para quienes no estamos directamente afectados o implicados, es un tanto engorroso entender de qué se trata.


Con un poco de dedicación y tiempo, no fue difícil encontrar algunas puntas como para ir tirando a ver qué aparece. Y si bien el relato seguramente resultará obvio para quienes participan del problema, creo que nos viene bien una explicación sencilla a los legos.


La clave para empezar a desanudar este embrollo la encontré en la revista Mu, en su artículo “Sin kioscos y sin ley”, escrito con motivo del piquete que los canillitas porteños organizaron frente al Centro de Distribución como forma de reclamar a la Asociación de Editores de Revistas el cumplimiento de la promesa de otorgarles una suma que compense la pérdida del porcentaje que históricamente obtenían por su trabajo.

Ahí es donde las cosas comienzan a volverse confusas para nosotros, los legos, sobre todo porque tres publicaciones (La Garganta Poderosa, Barcelona y Mu) no sólo apoyaron, sino que formaron parte de una medida de fuerza que en apariencia las perjudicaba. ¿En qué consiste este conflicto tan complejo, que provoca semejantes paradojas?

 

Parece ser que lo que está en juego, y es ahí donde se cruzan los intereses tanto de quienes producen estas revistas como de los canillitas, es el circuito de distribución y comercialización de publicaciones: quién lo va a controlar, quién va a participar de él y quiénes se van a quedar fuera.

Según la carta que suscribieron las tres revistas, tanto los canillitas como los editores independientes constituyen una parte fundamental en la cadena de distribución y comercialización de publicaciones, una cadena que parecerían querer cortar y controlar algunos sectores corporativos que intervienen en el circuito.

Según denuncian, estos grandes sectores corporativos están sufriendo una fuerte crisis de credibilidad y baja de calidad informativa en los medios gráficos que publican, como consecuencia de que han dejado de vivir de las noticias que publican para pasar a hacer negocios con la información que ocultan. Y el modo de paliarla es convertir cada kiosco en una boca de expendio donde puedan controlar qué es lo que se ofrece, neutralizando las publicaciones con las que disienten en la percepción de la realidad que buscan instalar, y compensando la baja de ventas. Este punto en particular, que para los editores independientes -que viven de la venta de sus publicaciones- es una condena a muerte, a estos otros medios corporativos no los afecta de igual manera ya que no viven de las tapas que venden sino de la pauta publicitaria y los negocios que promueven. Y, por supuesto, tampoco se ven afectados por los mismos costos, ya que acceden a papel barato, cuya producción y comercialización también controlan.

 

Recordemos que  la Papel Prensa, la única fábrica de papel para diarios del país, es la piedra fundacional del monopolio informativo que construyó el Grupo Clarín en los últimos 30 años. De hecho, hasta la última dictadura cívico militar, Clarín, que había sido creado en 1945 por el fallecido Roberto Noble (de orígenes socialistas, luego desarrollista, más tarde militante de la causa fascista y admirador de Mussolini) vendía 300 mil ejemplares por día, menos de la mitad de los 700 mil de Crónica. Pero con la llegada al poder de Jorge Rafael Videla, Clarín en sociedad con La Nación, se quedó con Papel Prensa, y en consecuencia con el monopolio del insumo principal de los diarios. Con el paso del tiempo, el poder que le otorgó Papel Prensa le permitió crecer y convertirse en el grupo de comunicación más diversificado del país y logró una posición dominante en todos los mercados culturales (televisión abierta y de cable, gráfica, radios, Internet, etc.). Los conflictos de estas empresas con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se explican por su decisión de avanzar en la desmonopolización del papel para diarios y propiciar un rol más activo del Estado en la dirección de Papel Prensa para lograr una justa distribución de la materia prima de los diarios y garantizar la libertad de expresión para los medios más pequeños e independientes.

 

Pero mejor vayamos más despacio, por partes, porque este análisis requiere de considerar demasiadas variables.

Tradicionalmente, el circuito de distribución y venta de publicaciones en la Capital Federal tenía cuatro actores: el editor, el distribuidor, los recorridos y los canillitas. En este sistema, quien lo controla tiene en sus manos el destino de cualquier publicación. O de todas. La postura de los canillitas a este respecto es clara: “Para nosotros tiene que ser un sistema solidario, donde las publicaciones más grandes soporten los mayores costos y permitan así el desarrollo de nuevos títulos”.

Según nos recuerda Mu en su artículo, “la primera mutación del esquema tradicional se puso de manifiesto cuando el gremio que conduce Hugo Moyano (recordemos que hoy está al frente su hijo, Pablo) obligó, con bloqueos y paros, a reconocer a los trabajadores de los recorridos como afiliados a su gremio.” Fui a buscar las versiones taquigráficas de las reuniones que se hicieron por ese motivo en la Comisión de Libertad de Expresión de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, y me encontré con algunas cosas muy interesantes.

En la Reunión de Tablas del 4 de diciembre de 2008, con la Presidencia de la Diputada Giúdici, y la presencia de los diputados Morandini, Quiroz, Bertol e Iglesias, estaban representadas las siguientes asociaciones: por ADIRA, los señores Fernando Cuello y Felipe Videla; por la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines los señores Oscar Pepe y Martín Codo; por ADEPA el señor Martín Etchevers; por AEDBA, su presidente el señor Gowland Mitre y el señor Pablo Casey; por la Asociación Argentina de Editores de Revistas, los señores Daniel Ripoll y Santiago Mendive. Es muy interesante la descripción que se hace del sistema de distribución, con sus recorridos exclusivos y excluyentes, y de cómo comenzaron las dificultades con el gremio de los camioneros. A pesar de que todo el relato no muestra otra cosa que un conflicto estrictamente gremial, la Diputada Morandini hace referencias directas y explícitas a complicidades entre el gremio de los camioneros con el gobierno nacional contra la libertad de expresión.

 

En la Reunión de Tablas del 20 de mayo del 2009, la Presidenta de la Comisión, Diputada Giúdici, aclara que “varios señores diputados nos avisaron que están en otras comisiones, incluso en este momento hay una reunión de bloque, por lo que se les hará muy difícil llegar a horario; tal vez se incorporen a lo largo de la reunión.” De la versión taquigráfica sólo se obtiene la participación de las Diputadas Bertold y Quiroz. Asistieron, además, integrantes de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, los señores Martín Codo, Oscar Pepe y Patricia Cristaldo, “quienes vienen a darnos un panorama de la situación actual a raíz del conflicto suscitado entre el sindicato de camioneros y la sociedad de distribuidores. Ya tratamos este tema el año pasado en una reunión de comisión, en la que además estuvieron invitados integrantes de la asociación de editores”, según aclara la Presidenta Giúdici, en referencia a la reunión del 4 de diciembre de 2008. Los otros actores, presentes en la reunión anterior, brillaron por su ausencia.


En la reunión Oscar Pepe se refiere a una nota aparecida en el DiarioClarín ese mismo día, diciendo que el mismo exigía una rápida solución al conflicto que venían teniendo con los camioneros, para que se “garantice la libertad de circulación de diarios y revistas y la protección de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución”. Lo cierto es que Clarín no hace propias estas palabras, sino que cita el reclamo de la Sociedad de Distribuidores. Pepe, en representación de esta Sociedad, parecería confundir en una sola las intenciones de ambos. Pero lo cierto es que en la publicación ni siquiera se encuadra la noticia en un contexto de peligro para la libertad de prensa, sino exclusivamente en la cuestión sindical.

Es muy interesante ver cómo, a pesar de que desde la Comisión se trataba de vincular este problema a un posible futuro ataque a la libertad de prensa por parte del gobierno, en alianza con Moyano a través del sindicato de los camioneros, nada de esto estaba pasando.

En lo inmediato, el resultado de este conflicto fue una notable mejora en las condiciones salariales de los empleados que -si bien impactó en los costos del sector- no fue un golpe tan grande como el que vendría después.

Pero antes de ese segundo gran golpe, los canillitas ganaron una larga batalla. Un triunfo que quizás explique la crudeza de los ataques que luego se sucedieron. Resulta que el miércoles 8 de septiembre de 2010 recuperaron la exclusividad de la venta de diarios y revistas, con la firma de la reglamentación del decreto que daba por caducada su desregulación, que se había establecido por el decreto 1025/2000 durante la presidencia de Fernando de la Rúa. Mediante este decreto, se había consolidado la autorización del ex ministro de Economía Domingo Cavallo para la libre distribución de publicaciones en supermercados y otros puntos de expendio, además de que se alteró el porcentaje de ganancia sobre el precio de tapa que obtenían los canillitas.

Esta nueva medida, además de derogar la desregulación, estableció la creación del Registro Nacional de Vendedores de Diarios y Revistas, en el que deben inscribirse los titulares del derecho de parada, reparto y de líneas de distribución de diarios y su zona de influencia, recuperó el feriado por el Día del Canillita el 7 de noviembre, y abrió la posibilidad de renegociar los porcentajes de ganancias sobre el precio de tapa.

Lógicamente, la medida fue bastante criticada por algunos sectores de la industria gráfica, aunque adujeron que la razón de su resistencia se debía a que la venta de estos productos exclusivamente por mano de los canillitas agravaría la caída en las mismas. Algo que, como veremos un poco más adelante, no era la preocupación genuina.

La resistencia llegó a tal punto que Clarín, La Nación y Perfil se negaron a acatar el primer feriado del que los canillitas gozaron en muchos años, el 7 de noviembre de 2010. En su momento, Omar Plaini, por entonces Secretario general del Sindicato de Vendedores de Diarios, Revistas y Afines (Sivendia), repudió la actitud denunciando que se trataba de “un atropello. Como no pueden sobornar a la comisión directiva, ofrecen el precio total de tapa a los vendedores. Nosotros no vamos a resignar nuestros derechos y convicciones.”
Y abrió la puerta que la desregulación había cerrado en su momento: “El jueves pasado, hicimos un plenario de los trabajadores en el que acordamos reclamar el precio que nos corresponde porque Clarín, desde el año 2001, nos bajó ocho puntos el porcentaje”.

Con el nuevo decreto se dejaba atrás una década marcada por la influencia de los medios hegemónicos, y los canillitas volvían a tener prioridad sobre el canal de distribución y venta.

La guerra estaba siendo declarada.

 

Fue en este contexto de conflictividad entre los medios más poderosos por un lado, y los independientes y los canillitas por el otro, que se dio la segunda mutación, siguiendo la expresión de Mu: “la mayoría de los diarios y revistas comerciales ya no vive de las publicaciones que venden sino de negocios que van desde la pauta publicitaria (que es negra tanto en su versión oficial como privada) hasta los lobbys que disfrazan como información. Necesitan, entonces, de los kioscos para lucirlos. Así, un circuito que era usado para la distribución y venta fue usurpado para el traslado y la exhibición.” Según el diagnóstico de la empresa auditora encargada de analizar el impacto de la crisis en el sector de la distribución, el mayor gasto lo genera Clarín, porque usa el circuito 5 ó 6 veces por cada edición, dada la cantidad de suplementos y cotillones que saca. Y esto a pesar de que cada vez vende menos. La ecuación, para los canillitas, no cierra: son ellos los que, de todos estos costos, no ven nada.

En medio de esta situación, apareció un nuevo eslabón en la cadena, un actor desconocido e inesperado: la REDIAF.

La REDIAF es, según como la define Clarín, la cámara que agrupa a los puestos de diarios y revistas.
Extraña definición, porque es una empresa que hasta ahora era desconocida por los editores, a pesar de lo cual resulta que descubrieron que tenían con ella una deuda contraída en diciembre de 2011, fecha en la que el Centro de Distribución -gerenciado por REDIAF- decidió prorratear sus costos de estructura entre aquellos que le generaban devolución de ejemplares no vendidos en los kioscos. A pesar de que los costos de estructura son ocasionados mayoritariamente por Clarín, como reveló la auditoría, la deuda se les facturó a los editores más pequeños, independientes.

Datos Comerciales de REDIAF S A


CUIT 33-69231832-9


Denominación: REDIAF S A

CUIT: 33-69231832-9

Tipo: Persona Jurídica

Fecha Contrato Social: 20-06-1997


Impuestos y fecha de alta


  • GANANCIAS SOCIEDADES: 11-1997
  • SICORE-IMPTO.A LAS GANANCIAS - 94: 01-2000
  • SICORE-IMPTO.A LAS GANANCIAS - 116: 01-2000
  • SICORE-IMPTO.A LAS GANANCIAS - 160: 04-2000
  • IVA: 11-1997
  • GANANCIA MINIMA PRESUNTA: 12-1999
  • REG. SEG. SOCIAL EMPLEADOR: 02-2000
  • BP-ACCIONES O PARTICIPACIONES: 05-2003
  • REGIMENES DE INFORMACIÓN: 01-2007

Actividades


  • 513211: Venta al por mayor de libros y publicaciones
  • 513212: Venta al por mayor de diarios y revistas
  • 632000: Servicios de almacenamiento y depósito (Incluye silos de granos, depósitos con cámaras frigoríficas, almacenes para mercancías diversas, incluso productos de zona franca, etc.)
  • 743000: Servicios de publicidad
  • 749900: Servicios empresariales n.c.p.

Quizás esto parece muy raro de entender, pero con un dato más puede ser puesto en contexto. Uno del que casi nadie habla: parecería ser que el Grupo Clarín ha estado comprando varios recorridos y, por lo tanto, parece haber logrado tomar el control del Centro de Distribución. De a poco, todo comienza a tener sentido…

Omar Plaini lo dice bien claro: “Clarín ya ha comprado distribuidoras. Ahora es una empresa de contenido y distribución. El 30% de los puntos de venta lo controla a través de testaferros, dicho por los propios distribuidores”.
Es la larga mano del Grupo Clarín la responsable de las deudas inventadas por la REDIAF. Deudas inventadas que, sin embargo, la mayoría de los editores se apresuró a pagar bajo la amenaza de que si no lo hacían quedaban excluidos del sistema. Pago que no evitó que les llegara una nueva facturación con un aumento del 130% y la noticia de que la siguiente sería casi 300% mayor. Entonces sí se plantaron: las cifras son impagables y  han dejado al descubierto que, de que lo que se trata, es de generar una situación que empuje a la exclusión a las revistas que viven de su venta, que son las que –justamente por venderse- les dejan alguna ganancia a los canillitas. Ganancia de la que ellos comen. De ahí la alianza entre ambos.

Esta no fue la única estrategia del Grupo Clarín para controlar la cadena de distribución. En octubre de 2011 adquirió la distribuidora y cadena de librerías Cúspide. Desde entonces, muchas editoriales independientes dejaron de ser aceptadas por la cadena. La revista Mu cuenta el caso de su editorial: los títulos editados por lavaca vendían en el circuito de Cúspide la mitad de una edición. Del último título publicado, Argentina Originaria, no aceptaron ninguno.


Todo se va volviendo cada vez más oscuro… Detrás de tanta confusión hay otro negocio, todavía más turbio. Como veníamos diciendo, hay publicaciones –como Clarín- que no viven de la venta de sus ejemplares. El dinero obtenido por la venta es insignificante en relación con lo obtenido por la pauta publicitaria. Y el papel, cuya producción controla, vuelve más insignificante todavía los costos de producción. Y ahora que controlan toda la cadena, desde la producción de papel hasta la distribución de las publicaciones, pretenden cobrar por no vender. En una charla con la gente de La Garganta Poderosa, Plaini explica, en referencia a la REDIAF: “Argumentan que estos costos los generan las devoluciones. Pero cobrar las devoluciones desfigura todo el negocio porque los editores pueden sospechar que no se reparten todos los ejemplares que entrega. Por ejemplo: a ustedes ¿cuántos ejemplares te cantan como devolución? Bueno: a mi kiosco no me llegó ninguna. Y te pueden decir acá los muchachos cuántos ni la recibieron”.  

Claro que la REDIAF no aceptó mansamente esta resistencia de los canillitas a saldar las deudas inventadas: ya  sancionó a una editorial, negándose a repartir sus ediciones hasta tanto no deje en claro sus cuentas. Y este fue el contexto en el que se produjo el último conflicto con los canillitas, que decidieron ir a un paro para reclamar un aumento en el porcentaje de las ventas, que la mayoría de los diarios –adivinen cuál no- aceptaron. Ahora, además, reclaman lo mismo para las revistas: piden un aumento de $1 por las publicaciones cuyo precio de tapa sea menor a $10, y de $2 para las que los superan. De ese aumento, el 75% sería para los canillitas y el 25% para los recorridos, dinero que sólo lo generarían los ejemplares efectivamente vendidos. Queda claro quién es el único que quiere hacer negocios con la no venta.

Pero… algunas publicaciones comerciales remarcaron sus títulos con este aumento, y no lo destinaron a los canillitas, provocando el piquete con el que bloquearon la salida de las nuevas ediciones.

Evidentemente, la alianza estratégica entre algunas editoriales y los canillitas es sólo coyuntural. ¿Otro ejemplo? Un inmenso negocio que sólo puede reportarles ganancias a las editoriales, a costas de perjudicar a los canillitas. Para verlo basta con que nos preguntemos de dónde salen esas revistas tan primorosamente exhibidas en bares, clínicas, y otros lugares con sala de espera, de las que disfrutamos los clientes y pacientes de la zona metropolitana.

Según cuenta SIVENDIA, estas revistas llegan por fuera del sistema de distribución y venta de revistas, con lo que se ocasiona un perjuicio económico a los trabajadores de las paradas y los repartos. Por supuesto, se trata de un sistema ilegal, ya que la actividad está regulada, como hemos contado más arriba.

La cosa es así: las revistas que no son vendidas deben ser devueltas a las editoriales, para que sean desnaturalizadas. Pero parecería ser que estas revistas no salen, como deberían, de circulación. Por el contrario, son puestas en estos lugares, con ediciones de números apenas salidos del circuito de devolución. Una de las empresas que se encarga de estos revisteros, Cemar, ofrece por $30 por mes un revistero actualizado con cerca de 50 revistas. Los costos no cierran de ninguna manera. Otra de las empresas, El Revistero, dice que obtienen esos bajos costos por acuerdo con las editoriales, aunque algunas de ellas lo niegan. Sea como sea, lo cierto es que no se cumple con el reglamento del sistema. Y el perjuicio les llega a los canillitas por vía doble: porque se abre un circuito paralelo que compite con ellos frente a estos clientes, y porque pueden ofrecer las revistas a un precio incluso por debajo del costo. Y esto, sin contar, todas las otras irregularidades asociadas como el no descuento de las revistas devueltas de los costos a pagar.

Claro que para las editoriales que han entrado en este negocio ilegal se trata de un buen trato: lo que están vendiendo a costos irrisorios es material que, de todos modos, debían descartar. La única editorial que parecería mantenerse fiel a la política de control y de respeto al sistema de distribución y venta es Atlántida, la única que no tiene ninguna de sus publicaciones en los catálogos de estas empresas. Las revistas de la editorial que se leen en distintos lugares llegan desde las paradas, y las que no se venden se destruyen. Como indica la ley.

Aliados en la gran guerra contra el inmenso enemigo común, que libran sus propias batallas internas…
 

Se avecina el 7 de diciembre, y –como vemos- el Grupo Clarín se ha esforzado por llegar con el control fortalecido sobre la prensa gráfica, aprovechando los intersticios de la Ley de Servicios Audiovisuales, que dejó fuera a los medios gráficos y de internet. La Asociación de Revistas Culturales Independientes (AReCIA - integrada por más de 200 publicaciones de todo el país) elaboró un proyecto de ley de promoción y fomento de las publicaciones culturales gráficas y de Internet autogestivas, con la que intenta cubrir esta ausencia.

Seguramente todavía hay y habrá mucho más por ver… Y veremos qué es lo que pasa.


Por Viviana Taylor

 
 
 
 
A las pocas horas de haber posteado este artículo, en mi página de Facebook llegó el siguiente comentario. Con la autorización de su emisora, lo publico: la experiencia que cuenta enriquece el relato que he hecho.
 
 
 

Además, me hizo llegar las cartas que envió en razón de las dificultades a las que ha hecho referencia. Las respuestas que ha recibido no me han sido enviadas ni pueden ser publicadas porque cuentan con una cláusula de confidencialidad.
 
 








 
ANEXO:

 

 
 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Lanata y el escandaloso manual de adoctrinamiento K


 
Por Viviana Taylor
 
 
Esta mañana - como todas- me levanté tempranito, puse la pava al fuego y encendí la computadora con el noticiero de fondo, como para ir entrando de a poco en la semana. Ni el piyama me saqué de tanta modorra que pensaba estirar hasta bien entrado el mediodía. Pero no, no fue posible…  La realidad no me dejó.

A ver, cómo contarles que no veo a Lanata. Me parecía interesante verlo para seguirle el tranco, pero desde hace tres o cuatro domingos ya no resisto el esfuerzo. Puntualmente, desde el domingo en que presentó el informe estratégicamente recortado sobre la Tupac Amaru y Milagro Sala, sobre el que ya me referí en su momento. Lo extraño es que Lanata parece inevitable: no lo miro, pero mientras le sucede a otros, voy enterándome del modo en que les sucede por los mensajes en Twitter, a favor y en contra. Es así como lo digo, nomás: parece inevitable. Salvo, claro, que apague todo y me vaya a dormir temprano.
Pero tampoco. Porque si no es a la noche, me enteraré de mañana. Tal como me ocurrió.
 
Al parecer –voy a confiar en los testimonios de sus adoradores que me inundaron esta mañana el muro de Facebook- se ocupó de denunciar el Manual del Militante Pasivo K. Y al parecer lo debe haber hecho con bastante entusiasmo y fruición porque mucha gente bienpensante y democrática que tengo como amiga está delirando de odio e indignación. Lo que yo no entiendo –y lo digo con toda honestidad, esta frase no tiene nada de cínico ni de segundas intenciones, sino la brutalidad de su literalidad- es cómo esas personas ilustradas, autodefinidas como pensadoras críticas, bienpensantes y democráticas no se toman dos (sí 2) minutos –que es lo que me llevó encontrarlo- para googlear el bendito manual a ver de qué se trata la cosa. No: se contentaron con las imágenes que, como confirmación, les llegó desde una página llamada Cambio Tesoros de los Kirchner por alimentos para los pobres de Argentina que no da ninguna información sobre sus realizadores.
 

Como tengo vicios de maestra directivista, les acerco toda la información hasta donde busqué. Saquen ustedes sus conclusiones… entre las que espero que esté el ir a corroborar qué tan cierto es lo que les voy a dar por cierto, e incluso que vayan más allá. Ya saben, no hay nada peor que caer en las garras de la falacia por autoridad, dando por cierto algo sólo porque lo dijo otro: ¿no es cierto?

Este es el manual. Si cliquean sobre él van a poder leerlo o bajarse el archivo.

 

Como ven, el autor se esconde maliciosamente detrás de un nombre de fantasía colectivo. Parece ser que a los K les gustan particularmente las cosas colectivas: Frente de Cenas y Cafés.

¿Quiénes son? Porque detrás –y dentro- de todo colectivo, siempre tiene que haber personas. No fue difícil averiguarlo: otra pasadita por el google y llegué al blog de Nagus.info del que obtuve un bendito primer nombre. ¡Hallazgo periodístico! El responsable –o al menos uno de ellos- de semejante afrenta doctrinaria parecería ser un tal Sergio Marino.

Vuelta al google. ¿Quién es Sergio Marino? Al parecer no alguien que se esconde, porque hay mucho sobre él. Sólo por no sobreabundar con cuestiones aburridas, les diré que lo más escandaloso que encontré es que –según su perfil en Linkedin- es CEO y Fundador de Synaptic Links SA, Director de la Comisión Entrepeneur en la Cámara Argentina de Comercio Electrónico. Dada su edad –reconoce ser clase ’64- yo diría que se trata de uno de esos particularísimos seres en que nos convertimos los coetáreos de esa generación a los que nos gustan las redes sociales, la política y bloggeamos. Gente de cuidado si la hay…

Claro que Marino vuelve a cometer el mismo error: hacer todo demasiado fácil. Fui a Twitter  y busqué su nombre. Ahora sé que se comunica como @nagusinfo (síiiiiiii, el mismo nombre que su blog) y tiene escrito en su perfil, a modo de presentación: Paso sin enterarme de Internet, al marketing, la música y el sci-fi, pero cuando hablo en la política me sumo a Nuevo Encuentro y soy K. Buenos Aires -  http://www.NAGUS.info

Estas son las conversaciones secretas que mantuvo mientras se emitía el programa de Lanata, a las que pude acceder después de un largo trabajo de investigación y hackeo. Naaaa, mentira: están en su Twitter y cualquiera las puede leer.

 
 


 
Volvamos al Manual. Habrán notado que, además, está producido por una tal MESADEAUTOAYUDAK.BLOGSPOT.COM. Tampoco fue difícil rastrearla. Este es su perfil en Twitter:

 

 Esta es su página en Facebook:

 

Y este es el rastreo del nacimiento del escandaloso y adoctrinante Manual, que pude hacer sin siquiera pedir validación como “amiga” porque toda la información es pública.

 

¿Qué quieren que les diga? A mí, la verdad, me parece una publicación -como tantas otras- que produce un grupo que ni siquiera definiría como agrupación política, sino como algo más cerca de una peña, y que la han escrito como herramienta de discusión interna (por cierto, con rasgos de fino humor y no exenta de cierto cinismo).

Respecto del programa, sólo voy a arriesgar dos hipótesis.
La primera, es que quizás a Lanata su equipo le esté vendiendo humo. O carne podrida si se prefiere la expresión. Hay que producir, no es fácil tener un tema de fuerte impacto cada semana, sobre todo cuando la presión de la búsqueda está centrada en que sea algo escandaloso sobre los K. Y en el frenesí de tener que cerrar la entrega, cualquier cosa que aparezca por ahí dando vueltas sirve para escribir una novela. Más aún, el prejuicio de que todo lo malo está exclusiva y excluyentemente del mismo lado, hace ver detrás de cada cosa un escándalo de corrupción y maldad mal disimulada.
La segunda hipótesis es que Lanata no compra nada de nadie. Como un inescrupuloso vendedor de autos usados, sabe que lo que vende no funciona, ni es lo que dice que es. Pero confía en que su encanto carismático y la seguridad con que se para en sus afirmaciones hará que sus seguidores no vayan al google, no contrasten sus afirmaciones con la realidad (esta vez voy a dejar pasar el hecho de que recientemente haya viajado en familia a Miami, siendo víctima del supuesto cepo al dólar que no permite viajar al exterior), ni confíen en nadie que –luego de que él habló- niegue o relativice sus dichos. En fin, así como Sri Sri tiene sus seguidores que lo creen un gurú espiritual cuando sólo vende respiración sin ningún discurso humanístico que lo respalde, Lanata tiene sus seguidores que lo creen una víctima de la persecución política y mediática, que se inmola semana a semana, aunque cada informe que presenta sea sesgado en su verdad y su discurso no pueda ser sostenido por su propia realidad.

 

Sé que por esta publicación recibiré cuantiosas críticas y no pocos insultos. Los voy a tomar como una confirmación de lo que afirmo.
 
Por Viviana Taylor
 
 
PD: Una vez escrito este post, se lo envié a las personas nombradas para que pudieran hacer su descargo o aclaraciones. Con la primera respuesta que recibí eliminé la frase final del siguiente párrafo:



¿Qué quieren que les diga? A mí, la verdad, me parece una publicación -como tantas otras- que produce un grupo que ni siquiera definiría como agrupación política, sino como algo más cerca de una peña, y que la han escrito como herramienta de discusión interna (por cierto, con rasgos de fino humor y no exenta de cierto cinismo).

 
 Originalmente había escrito, como frase final, y a continuación de la que ahora lo es: Si se quiere hilar fino, y adjudicarlo a algún partido político, hasta se podría decir que lo hicieron afiliados y/o simpatizantes de Nuevo Encuentro. No más que eso.
Va el testimonio del intercambio, con las correcciones e información adicional.
 


Por si no vieron el segmento del programa, acá está. Y como verán, sí está todo en la web: no hace falta pedir nada por correo electrónico: