martes, 13 de octubre de 2009

¿Obama? ¿Nobel de la Paz?

A algunas personas, la indignación nos enmudece. Otras, más sabias, saben encontrar las palabras justas para expresar los que muchos sentimos y no sabemos cómo decir. Van las de Adolfo Perez Esquivel, un Nobel del que sí podemos enorgullecernos.


Carta al Presidente Obama, ganador del premio nobel de la Paz.


Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.

En primer lugar mis felicitaciones por la designación como Premio Nóbel de la Paz 2009, esperando que la misma contribuya a fortalecer la Paz en su país y el mundo, frente a los conflictos y situaciones donde EE.-UU está involucrado y que pueda contribuir a restablecer los lazos de cooperación y solidaridad entre los pueblos.

Tengo que señalarle que me sorprendió la noticia de su designación. Sé de sus valores humanistas y decisión de superar los graves problemas que afectan a su país y el mundo.

Que quiere hacer realidad el sueño de Luther King, ese gran luchador por los derechos civiles en su país, para superar las injusticias a fin que todos y todas podamos sentarnos en la misma mesa de la fraternidad y compartir el pan que alimenta el cuerpo y el pan que alimenta el espíritu y construir los caminos de la libertad.

La Paz es la construcción permanente entre las personas y los pueblos, en la diversidad y la unidad.

Sr. Presidente, EE.UU tiene grandes desafíos tanto en lo interno, como a nivel internacional. Se necesitan decisiones políticas para superar los conflictos armados que afectan a la humanidad y en los que su país está involucrado.

No se ha logrado erradicar la tortura ni el cierre de las cárceles en Guantánamo, que EE.UU tiene en Cuba y la de Abu Graib en Irak. Hasta el momento no fue posible llevar adelante la decisión que Ud. ha manifestado en reiteradas oportunidades: poner fin a la guerra en Irak y Afganistán. Los pasos dados son muy débiles e incipientes.

En América Latina es urgente terminar el bloqueo inmoral e injusto contra Cuba que ya lleva casi 50 años, la liberación de los 5 prisioneros cubanos en los EE.UU y permitir la visita de sus familiares que hace 10 años no logran la visa para poder ver a sus seres queridos, lo que viola el Derecho Humanitario.

Si bien sus declaraciones son esperanzadoras es necesario concretarlas en la práctica siendo coherente entre el decir y el hacer, y encontrar los caminos alternativos de construcción social, cultural y político que permitan cambiar las relaciones entre EE.UU y los pueblos, muchas veces conflictivas y no de integración y respeto a la diversidad y soberanía de otros pueblos.

La instalación de siete bases militares norteamericanas en Colombia, no contribuyen a la Paz. Por el contrario intensifican los conflictos y ponen en peligro las democracias en Latinoamérica.
Un ejemplo es el golpe de Estado en Honduras, que no podría haberse llevado a cabo sin la participación del gobierno de EE.UU

Sr. Presidente, Ud. está frente a grandes desafíos y bien sabe que no puede asumirlos una sola persona. Los pueblos deben ser partícipes y protagonistas de la construcción de nuevos paradigmas de vida y llegar a hacer realidad sociedades más justas y fraternas.

Escuche la voz de los pueblos y no se deje manejar por quienes siempre buscan privilegiar el capital financiero, imponer sus propios intereses, económicos, políticos y militares, sobre la vida de la humanidad. Son quienes destruyen el medio ambiente, las libertades ciudadanas y generan el hambre, la pobreza y marginalidad.

Tenga presente que la FAO ha señalado que mueren por día más de 35 mil niños de hambre en el mundo.

Usted, como Presidente de EE.UU y Premio Nóbel de la Paz tiene que optar y decidir el camino a seguir: o continúa aumentando el presupuesto militar, torturando e invadiendo otros pueblos, o está dispuesto a construir la Paz, superar el hambre, el analfabetismo, la desigualdad social y construir un "Nuevo Contrato Social" para la humanidad, de respeto e igualdad para todos y todas.

Sr. Presidente le deseo mucha fuerza y esperanza y espero que su designación como Premio Nóbel de la Paz contribuya a fortalecer la gobernabilidad en su país, fundamentalmente, lo reitero, para estar al servicio de los pueblos y el mundo.

Aquellos que hemos sido galardonados con el Nobel de la Paz, esperamos sumar esfuerzos y caminar juntos.

Esperamos con esperanza que sus próximos pasos y decisiones sean en la dirección correcta.

Le reitero el saludo fraterno de Paz y Bien



Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz 1980

Buenos Aires, 9 de octubre del 2009

viernes, 2 de octubre de 2009

El show de la exposición pública de las debilidades privadas



Sandra Mendoza se ha vuelto una cara conocida en los medios, siempre vinculada a escándalos políticos y matrimoniales. ¿Pero quién es esta señora?


Nació en Presidencia Roque Sáenz Peña el 20 de abril de 1963. Es hija del ex ministro de la Corte chaqueña, Guillermo Mendoza, una de las figuras del peronismo del provincial, que fue miembro del Superior Tribunal de Justicia del Chaco prácticamente desde que se convirtió en provincia. Los Mendoza tuvieron, además, otros tres hijos: Lichy, hoy funcionaria en el ministerio de Educación del gobierno de Jorge Capitanich; Claudio Ramiro, ex diputado nacional y provincial, fallecido en el 2005; y Rodrigo.

Cuando en 1983 –pasados los tiempos de la dictadura- Guillermo Mendoza fue propuesto para volver a ocupar un cargo en el Superior Tribunal de Justicia, Sandra estudiaba Kinesiología, y Jorge Milton Capitanich había llegado a Resistencia para estudiar Ciencias Económicas.

Ella misma cuenta que se conocieron en la militancia estudiantil. Ese noviazgo fue clave para el actual gobernador del Chaco, ya que los vínculos de los Mendoza dentro del peronismo le fueron abriendo puertas en el mundo de la política. Gracias al padre de su novia, Capitanich ingresó a la administración pública provincial en 1987, un año antes de recibirse como contador. Fue secretario privado del entonces gobernador Danilo Luis Baroni, pasando luego por la Pro Secretaría General de Casa de Gobierno. Por último fue Secretario de Comunicación Social de Casa de Gobierno. A partir de allí iniciaría sus contactos con la política nacional durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, el que todo lo hizo.


Sandra Mendoza se casó con Capitanich y tuvo dos hijas. De a poco, las finanzas familiares fueron prosperando. En su declaración jurada en la Cámara de Diputados provincial, cuando asumió en 2005, reconoce un patrimonio de 2.156.104 pesos, todo en bienes gananciales. Pero no están mencionadas sus participaciones en distintas empresas, como JG ADVANCE SA, u otras en donde aparece asociado su marido, como Regional Airport Systems SA, AGRONEA o M-Unit, el polémico fondo que creó un pool de siembra, del que dice haberse desprendido. Apenas detalles que se le pasan por alto a cualquiera.


Su hermano Claudio Ramiro Mendoza fue diputado nacional y provincial. Sandra lo intentó en varias ocasiones, pero recién va a poder llegar en diciembre, cuando asuman los diputados electos en junio. Recuerdan algunos "compañeros" que una de las razones por las que hasta ahora no había llegado, fue que el propio Capitanich intervino en 2003 para “bajar” a su esposa del cargo, quien igual estuvo dispuesta a ir a las internas. Pero un apoderado de su lista se presentó al Tribunal Electoral y se efectivizó la baja. Mendoza acusó directamente a su esposo por esa maniobra, en uno de los primeros escándalos político-matrimoniales que protagonizó. Capitanich ya era senador, así que el espectáculo se armó en las oficinas de la Cámara Alta. Fue la primera vez que se habló en público de la posibilidad del divorcio, y la noticia llegó incluso a las columnas políticas de los diarios de aquella época. El divorcio finalmente no se produjo, quizás porque la división de bienes habría significado una escisión tremenda para Capitanich. De todas maneras, aquella relación nunca volvió a ser lo que era. Al menos, lo que hasta ese momento públicamente había mostrado ser. De hecho, desde entonces viven separados, aunque –como siempre han hecho los políticos de nuestra historia reciente- Capitanich agradeció a su esposa cuando fue electo gobernador. Y bien que hizo: de no ser por ella y su familia, probablemente no habría pasado de militante medio o incluso de un buen técnico.


Otra oportunidad perdida para Sandra Mendoza para llegar a la banca había sido la del 2005. Dicen los que dicen que saben, que esta vez Capitanich pidió el cargo para ella en un acuerdo político en el que además estuvieron Gustavo Martínez (entonces presidente del PJ Capital y ahora presidente de SAMEEP) y José Mongeló (entonces presidente del Consejo Provincial del partido, ahora subsecretario de Cultos de Capitanich). Aunque Mendoza fue aceptada, la crisis política no tardó en aparecer, ya que al parecer no compartía las estrategias del bloque ni se preocupaba por disimularlo. La crisis fue tan grande que fue expulsada.

Desde ahí, la historia es materia conocida. Quiso imponer ministros, y manejar ministerios. Logró que echaran al responsable de Información Pública, Néstor Avalle; a la ministra de Desarrollo Social, Claudia Panzardi; pidió dos veces la renuncia del ministro de Gobierno, Jorge Alcántara, y la del ministro de Salud, Oscar Holzer, siempre de manera pública en duras conferencias de prensa o a los gritos en la antesala del despacho del gobernador. También logró la designación de Verónica "la Pipi" Ansaloni, una mujer con quien la une una estrecha relación.

Y los escándalos siguieron sumándose. En febrero de este año, tras discutir con su marido, se subió a una camioneta y tiró abajo una pared de la Casa de Gobierno provincial. También destrozó al menos 6 vehículos oficiales. Tras los hechos, se montó un gran operativo para que la escena quedara sin rastros.
Apenas dos meses después, le seguía provocando dolores de cabeza a su gobernador y esposo, y lo que es peor, a toda la provincia. Cuando el 21 de abril trascendió que renunciaría a su cargo en el ministerio de Salud Pública del Chaco, debido al escándalo del dengue, fuentes del propio gobierno provincial explicaron que el pedido de renuncia vino de altos cargos dentro del organismo. La razón era evidente: temían un nuevo escándalo cuando fuese interpelada en la legislatura provincial. Y el escándalo no se hizo esperar. Luego de horas de cháchara en la que no permitió que se le hicieran preguntas, convirtiendo la interpelación en una exposición sui generis, nos dejó quizás su frase más famosa: “la culpa la tiene el mosquito”. Finalmente, se fue. O la fueron. Pero como nadie se va con las manos vacías, por estos días Mendoza cumplía funciones de representante provincial en el Programa de Salud Familiar y Educación para la Salud y como Coordinadora General de los Programas de Salud Deportiva, Programa de Municipios Saludables, Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia y Programa Nacional de Sanidad Escolar. Además, lo que no es menos, el 28 de junio fue electa diputada nacional por el Partido Justicialista. Mendoza lo hizo.


Ahora, la ruptura política del matrimonio acaba de sumar un nuevo capítulo a este novelón tercermundista, con la confirmación por parte del gobernador del inicio de los trámites de divorcio, luego de que su esposa irrumpiera en un procedimiento policial para impedir el desalojo de piqueteros que acampaban en la plaza central en protesta contra su marido.

Resulta que la ahora ex de situaciones y estados varios, se había reunido al mediodía con manifestantes de varias entidades sociales como la CCC, Polo Obrero y el Movimiento de Trabajadores Desocupados 17 de Julio, que se movilizaron en repudio al desalojo y represión policial del miércoles 30 de septiembre contra un acampe en la plaza 25 de Mayo. La primera dama había intentado frenar el operativo de desalojo de los piqueteros, que hasta allí había sido casi pacífico. Los manifestantes, ante la gran presencia de uniformados, optaron por retirarse. Pero Mendoza apareció y, con su estilo tan particularmente conciliador, a los gritos les pidió que volvieran. Entonces sí, se desataron incidentes y 29 personas fueron detenidas. Al parecer, este matrimonio político resuelve en la arena pública sus conflictos privados. Pero, para Capitanich, esta vez sí fue demasiado. Y Mendoza fue despedida.


Alegando que no había sido notificada de su salida del gabinete, Sandra se presentó en la Casa de Gobierno para ir a su despacho, y se encontró con que la policía no le permitía ingresar al edificio. Se sentó en las escalinatas de acceso y se puso a tomar una gaseosa. Pero claro, no es mujer de andar llorando mansamente por los rincones: "Si es una orden de él, voy a denunciar abuso de poder", advirtió. Cualquier semejanza con otras expulsiones y prohibiciones de ingreso a primeras damas, es pura coincidencia. O no.


El ministro de Gobierno chaqueño, Juan Manuel Pedrini, confirmó que había una "orden" del mandatario para prohibir a Mendoza la entrada a la Casa de Gobierno. También indicó que era "amigo personal" de Mendoza, a quien calificó como "una persona comprometida con la lucha por los derechos humanos". (sic). Cualquier parecido con la ficción, es pura realidad.
Seguramente tendremos nuevos capítulos. La historia continuará.