viernes, 29 de mayo de 2009

Cualquier parecido... ¿pura apariencia?


Este viernes 29 de mayo, en la versión digital de Crítica de la Argentina, se cuenta que el día después de la conmemoración del golpe de Estado de 1976, el periodista Oscar “Negro” González Oro realizó un editorial en su programa Posdata, en C5N, en el que habló de las características del ser argentino.

Crítica señala que el mismo era llamativamente similar a las de un video que el mexicano Elwey Maska Brown subió hace casi un año atrás a YouTube, y que estuvo circulando desde entonces con 1.757.813 visitas al momento en que yo escribía esta nota. Como verán, no sólo no se trata de una idea original del señor González Oro, sino de un trabajo bastante conocido (al punto que, además, lo he incluido oportunamente en otro de mis blogs).

Crítica Digital cuenta, además, que González Oro respondió a las acusaciones de plagio desde una entrevista realizada en el sitio Primicias Ya: “No es un plagio porque reconozco que estoy copiando de un spot mexicano, estoy aclarando que lo adapté a la Argentina. Un empresario de Televisa me mostró un spot que estaba saliendo en la televisión mexicana, donde hablada de exactamente lo mismo del spot que hicimos nosotros acá. Cambiamos los personajes, lo adaptamos a la Argentina, porque encontramos una similitud de lo que pasa con el pueblo mexicano con lo que pasa con nosotros, eran exactas, y se nos ocurrió adaptarlo a la realidad argentina. Con el mismo estilo, con la misma estética, pero reconociendo que no era una idea original nuestra. Yo abrí el programa diciendo que se trataba de un spot que se pasó en la televisión mexicana. Así de simple, lo aclaré en la radio, temprano, tres veces, que no es un invento nuestro sino que está inspirado en un spot que sale en la televisión mexicana hablando de los ex presidentes y de la realidad del pueblo de ese país. Hicimos lo mismo adaptándolo a nuestra realidad. Hablando desde Menem para acá, hasta Cristina Fernández, y hablando de cómo somos”.

“Me molesta –agregó el conductor– que se diga que fue plagio, porque no lo es. Si yo reconozco que adapté un texto de Borges no es plagio, estoy reconociendo que adapté un texto de Borges y que él es el autor. El spot es mexicano y lo adaptamos a la realidad argentina, ya está, no hay plagio posible”.


Increíble paradoja la de González Oro, que nos enseña cómo somos los argentinos, mostrándonos cómo es él.


Para que saquen sus propias conclusiones: el original y su copia:




jueves, 28 de mayo de 2009

Desde el jardín hasta la casa del gran cuñado


Allá lejos y hace tiempo, tuve la suerte de ver “Desde el jardín”, una maravillosa película basada en la novela de Jerzy Kosinski, escrita en 1971. Cuenta la historia de un hombre que jamás había salido de la misma casa donde había nacido, en la que se dedicaba al cuidado del jardín y a ver televisión. Cuando muere su tutor es obligado a dejarla, y una serie de coincidencias lo lleva a la casa de otro millonario. Su nombre -“Chance the gardener” (Chance el jardinero)- es confundido por “Chauncey Gardiner”; y su extraño discurso pleno de frases hechas y refranes simples de inspiración botánica, son tomados como expresión de sabiduría. Su fama crece… llevándolo a una posición insospechada.

La novela de Kosinski funciona como una metáfora de la imaginería popular, del manejo que los medios de comunicación hacen de la información y de la forma pasiva en que su auditorio percibe la realidad. Quizás por eso, en estos días en que las caricaturas de los políticos en campaña –por cierto divertidas y muy bien logradas- del programa de Tinelli, y repetidas hasta el hartazgo en todos los canales y horarios, recordé mi vieja película.

Como en ella, la imagen no refleja lo que es: lo que nos llega de los candidatos no son los candidatos, sino su construcción caricaturizada. Y, como toda caricatura, sesgada. Por omisión y por exageración, algunas de sus características se recortan como figura, mientras otras quedan en la sombra. Por omisión y por exageración, pero sobre todo por repetición, algunos latiguillos in-significantes se confunden con lemas, y los lemas con ideas, y las ideas con proyectos. Por omisión y por exageración, pero sobre todo por repetición, la expresión brutal de las creencias que se constituyen en el filtro a través del cual se interpreta la realidad, son des-significadas, y se confunden con latiguillos que no constituyen ningún peligro. Así, resultan tan graciosos –e igualmente aceptables- los juegos de palabras vacías de contenido de De Narváez como las declaraciones plagadas de violencia de D’Elía.

Y Moreno, “calzado” y haciendo cálculos, resulta encantador. Y Cobos, cuanto más victimizado, más invita a la compasión y a la empatía. Y Moyano, cuanto más prepotente y amenazante, más querible… Todos, cada uno de ellos, por ridiculizados que aparezcan, tienen la ventaja de que sus caricaturizaciones ofrecen una imagen más amable que la que ellos mismos son capaces de generar. La omisión, la exageración y la repetición a todos los beneficia.

Gracias a Tinelli y su grupo–por qué no decirlo- de magníficos imitadores y guionistas, la realidad se nos aparece como mucho más amable, simpática e inofensiva. Así, gracias a Tinelli y su grupo nos olvidamos de que De Narváez ya tiene experiencia como diputado, y su participación en la vida política no se ha destacado precisamente como relevante. Y que, como el niño rico del barrio que es dueño de la pelota pero no tiene habilidades, se reserva un lugar de la cancha a cambio de ponerla para el juego. O, como el hombre rico de la provincia que es dueño de medios de comunicación pero sin un prestigio ganado por su actuación, al grito obsceno de “la plata es mía, toda mía”, se aseguró el primer lugar en la lista.

Gracias a Tinelli y a su grupo nos olvidamos de que Cobos tiene una larga historia de portazos y traiciones. Sólo en los últimos dos años abandonó el Radicalismo para sumarse a las huestes vencedoras del Frente Idem, y en cuanto las papas quemaron –con la crisis del campo y la Resolución 125- sacó las manos del plato. Gracias a Tinelli y a su grupo nos olvidamos de que, con el cuerpo aún tibio del ex presidente Alfonsín, se apresuró a decir que este lo había invitado a volver. Y con el recién estrenado operativo retorno, ya estaba amenazando nuevamente con el portazo –a través de la voz de sus intendentes fieles- porque no le garantizaban los lugares en la lista que pretendía (aún cuando el enojo tenía que ver con el cuestionamiento a un candidato impresentable, un intendente vinculado a una causa por corrupción de menores y pedofilia).

Gracias a Tinelli y a su grupo nos olvidamos de que Solá estuvo frente a la gestión de gobierno de la Provincia de Buenos Aires por seis años. Años en los que no supo liderar los cambios que ahora reclama y frente a los que –ahora sí- da a entender que tiene propuestas concretas. Gracias a Tinelli y a su grupo, el combo Mauri-Francisco-Gaby –y el reaparecido Fernando– nos resultan tan, tan simpáticos y amables, que la respuesta de Solá a Tenenbaum y Zlotowiazda, en su último programa “Palabras + palabras –“ en TN el martes 26 de mayo, pasó totalmente inadvertida. Los periodistas, ante su confesión acerca de que si en el PRO no se hacían algunos cambios urgentes no ganarían las elecciones, le preguntaron si se trataba de cambios de fondo o apenas coyunturales, a lo que respondió: “todavía tenemos que discutir quiénes somos y hacia dónde vamos”. “Ah, bueno –fue la reacción de los periodistas- entonces es bien de fondo”.

En fin, gracias a Tinelli y a su grupo, hoy la Argentina parece el escenario de una novela de Kosinski, en la que una gran masa social contempla por televisión la construcción que los medios han hecho de sus candidatos a las próximas elecciones legislativas. Y, mientras la masa se ríe con las gracias de los imitadores-farsantes, en las sombras, fuera del escenario, los verdaderos candidatos juegan el juego que mejor juegan y más les gusta: el que garantiza las condiciones para que todo siga igual, aunque en apariencia algo cambie.

Pero no nos equivoquemos, no culpemos al mensajero: Tinelli y su grupo son parte del engranaje de esta máquina. Como fue antes en “Desde el jardín”, y después en “Matrix”, no todo es lo que parece. Ese es el mayor problema cuando la realidad se disfraza de apariencias.

¿Doble moral? Ninguna moral


Debería decir que estoy azorada, anonadada, asombrada, y muchas otras palabras semejantes que, como también estoy congelada, no me vienen a la mente. Pero la verdad es que no. Podría decirlo como estrategia, una de esas expresiones exageradas que uso con mis alumnos, sólo para llamar su atención sobre algún punto. Pero no. Me lo veía venir, y no por ser clarividente.


Que Patti se haya postulado como candidato a estas elecciones carnavalescas, es lógico. Dentro de su mente le debe parecer no sólo justo, sino debido. Que haya conseguido que su postulación sea aprobada por la Justicia Electoral, también es lógico: la sentencia no está firme, y mientras no lo esté, a los ojos del Derecho es un ciudadano como cualquier otro. Y, mal que nos pese, las garantías constitucionales y jurídicas que nos amparan deben ser para todos. Para estos "todos" también. Cuando empecemos a elegir a quiénes amparamos y a quiénes no, quedaremos todos desamparados.

Lo difícil de entender es que este candidato de los cultores de la mano dura encontrará sus votantes entre ciudadanos que -por miedo, por convicción, por hastío, o por quién sabe qué razones- sostienen que "el que mata tiene que morir", y terminan votando a uno que mató (y torturó, y desapareció personas) para que siga matando. ¿Doble moral?


Doble moral como la de quienes siguen defendiendo al Padre Grassi. No hablo de los amigos que lo siguen visitando y lo asisten, ni de quienes eligen seguir creyendo en una cada vez menos creíble inocencia. Hablo de quienes lo disculpan, de los que escuché frases terribles: "ustedes no saben lo que son esos chicos", "están acostumbrados a la promiscuidad, y son promiscuos", "lo deben haber provocado", "mienten". Para muestra basta un botón: una "adorable señora" mayor (según decía el videograph, tal como apareció repetido en TVR el sábado 23 de mayo) se dedicó a dejar muy claro, ante la pregunta del periodista sobre qué debía hacerse con los violadores, que su opinión era que merecían toda clase de vejámenes y una muerte cruenta (por decirlo de un modo delicado, que por supuesto no usó la dama). Sin embargo, ante la repregunta acerca de qué debería sucederle a Grassi, su tono cambió: "todos podemos equivocarnos, se merece una oportunidad". Parece que, los violadores, también se dividen en dos clases: los que deben ser ajusticiados, y los que merecen una oportunidad. ¿Cuál será el criterio, que, a juicio de la señora, debería dividirlos?


¿Dos ejemplos de doble moral? No todo se multiplica: la doble moral es, más bien, ninguna moral.

De impugnaciones, proscripciones y otras yerbas


Hace un tiempo recibí en mi correo electrónico un "test" para saber si era racista. Había que responder si uno consideraba verdadera o falsa la afirmación acerca de que una de las causas de la crisis del empleo se debe a los bolivianos, chilenos, peruanos y a los bomberos. Unas líneas más abajo, el test sentenciaba: si usted se preguntó "qué tienen que ver los bomberos", es racista.

Hoy me estaba acordando de este test por varias razones. Una, porque su efectividad reside en el hecho de que corre el foco de la atención de un modo aparentemente inocente, de modo que se diluya la cuestión. Pero claro, la cuestión sigue ahí, y nuestra reacción hacia ella es lo que nos define.

Justo, justo, lo que pasó con las impugnaciones a algunos candidatos del PRO. En una conferencia de prensa en la que se sentaron juntos De Narváez, Macri y Solá (¡sí... lo juro, Solá también estaba y hasta habló!), dieron su interpretación de los hechos: se trataba de una proscripción. Pero, para los que tenemos buena memoria -o al menos hemos leído un poco sobre nuestra historia- una proscripción es otra cosa.

Lo que no dijeron fue que, además, hubo impugnados de otros partidos políticos, Frente para la Victoria y Acuerdo Cívico incluidos. Claro, prefirieron escudarse en que no se había impugnado a "los testimoniales". En todo caso, pidan impugnación para todos: es infantil pretender que el castigo a los demás libere a uno del que merece, y encima sentirse los únicos castigados... O por lo menos sean serios, y además de la conferencia de prensa hagan una denuncia formal ante el Fuero Electoral o, incluso, Penal. Pero no, prefirieron adherir a una forma de interpretar la moralidad que deberían haber superado hacia los 7 u 8 años.

Tampoco dijeron que las impugnaciones se debían a que los domicilios de las candidatas no coincidían con los distritos a los que aspiraban representar. Prefirieron deslizar el foco hacia una cuestión de género: "parece que las mujeres -dijo Macri, sin sonrojarse- se portan peor que los varones". Pero lo cierto es que los domicilios no coincidían. Rucci (quiero aclarar que me cae de maravillas... siento que nos identifican todas las cosas que comparten los de la misma generación, y seguramente todas las del mismo género) había cambiado su domicilio a la Ciudad de Buenos Aires "por tres meses", según la excusaron. ¿Sabrían que cuando uno cambia de domicilio, el cambio no tiene fecha de vencimiento, sino que hay que volver a actualizarlo si uno vuelve al anterior?. Pero hubo algo que me preocupó más, y que ningún periodista presente repreguntó: la razón aducida fue que lo hizo para poder cobrar un subsidio. Me pregunto yo -que no soy periodista, pero soy ciudadana- ¿de qué subsidio se trataba? ¿Cambiar de domicilio para poder cobrarlo fue una maniobra ilícita o ilegítima? Parece, al menos, poco ética... Seguramente Claudia estará ansiosa por aclararlo.

¿Y Majdalani? Esa chica me suena... me suena... y claro, me suena por algo más que por este "incidente menor" del domicilio. El año pasado tuvo su rato de fama cuando la sorprendieron votando por un compañero que no estaba en el recinto. Ante el escándalo (otra vez) fue Macri quien la disculpó: esto es habitual en la legislatura. ¿Creerá el compañero (perdón, compañero no) Macri que la habitualidad valida la conducta? Si así fuera, dejemos de perseguir a los chorros. ¿Exagero con la comparación? No sé... quizás sí... quizás no: estas damas y caballeros, si obtienen ilegítimamente bancas, son -lisa y llanamente- chorros.

Vuelvo al test del principio. Quizás el problema esté en que seguimos preguntándonos qué tiene que ver el bombero... quizás el problema sea que seguimos sin poder ver el fondo de la cuestión.

Decir que no


Fue casi enternecedor escuchar a Gabriela respondiendo a los periodistas -que ya se lo preguntaron hasta el hartazgo- por qué se presenta a candidata en estas elecciones legislativas. Y es que lo había negado tantas veces, tanto había aducido querer honrar su compromiso con los porteños, completar el cargo de vicejefa de gobierno. "Que son cuestiones de la coyuntura", explica. "Que si no fuese necesario, no lo haría, porque no es lo quiere sino lo que debe hacer", se excusa. "Que por lo menos no es tan grave como lo que hace Scioli, que también se presenta y ni siquiera va a asumir", se justifica. "Que renunció a su cargo", se defiende. Enternecedora, sí. No, en este universo moral no es tan grave, Gabriela.

Y allí detrás vienen los Scioli, los Balestrini, los Pampuro y los intendentes alineados... Los candidatos testimoniales que parecen disculpar a Gabriela porque parecen hacer algo más grave. Candidatos a la nada, puros nombres de cotillón. Quizás, en el mejor de los casos, sirvan para terminar la fiesta bien arriba, cuando todos estamos con unas copas de más y nos da lo mismo bailar con cualquiera. En el peor, tendrán que hacerse cargo de limpiar la mugre del día después, cuando tengan que seguir gobernando desde sus cargos sabiendo que los votos no los apoyaron.

Pero lo peor no es Gabriela, que no termina su mandato, condenando a muchos porteños que votaron al Pro sólo porque ella venía en combo, y ahora se encuentran con que la cajita no era tan feliz, la hamburguesa era peor de lo que parecía, y se quedaron sin papitas.

Ni lo peor no son los Scioli, los Balestrini, los Pampuro, los intendentes alineados y todos los otros "testimoniales", que en realidad son la evidencia de un peronismo que no deja crecer a los propios, por lo que ahora no les alcanzan para una lista. Con ellos de titulares, zafan con los que quedan para completar la nómina de suplentes. Si no, iban a tener que salir a rifar lugares. El peronismo de hoy viene sin repuestos.

Lo peor es que una y otros, a puertas cerradas y grabador apagado -cuentan los periodistas y ellos no niegan ni tímidamente- NO QUIEREN. Sin embargo, allí están, como guerreros suicidas. Porque no pueden, no saben o no quieren decir que NO.

Lo peor es que el NO humaniza. Somos hombres, personas, porque nos negamos. El NO nos hace libres, inaugura otras posibilidades frente a las que se nos proponen. Nos diferencia. Es fruto de la conciencia, de la moral.Lo peor es que nuestra dirigencia política no sabe decir que NO. O no puede. O no quiere. Lo que viene a ser lo mismo.

Lo peor es que estamos en manos de incapaces de ser profundamente morales.